La mayor parte del área dedicada al cultivo del tomate en el país
(entre el 63 y el 75 %), utiliza variedades cubanas de esa
hortaliza, obtenidas por especialistas del Instituto de
Investigaciones Hortícolas Liliana Dimitrova, en colaboración con
productores y expertos de más de una docena de entidades científicas
y productivas.
Mediante un prolongado trabajo de mejoramiento genético y
tecnológico, el equipo de investigadores encabezados por la doctora
Olimpia Gómez Consuegra, logró registrar 43 variedades,
caracterizadas por un mayor potencial productivo, además de elevada
tolerancia a las plagas y enfermedades. Algunas de ellas son también
resistentes a la salinidad y otros factores abióticos.
Uno de los aportes fundamentales de este trabajo, que mereció uno
de los Premios Nacionales a la Innovación Tecnológica 2010,
otorgados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente
(CITMA), es haber propiciado que el 99 % de la semilla empleada se
produzca en el país.
Asimismo, la introducción de todo el paquete tecnológico permitió
alcanzar rendimientos que superan en un 24 % al de las variedades
foráneas, a lo cual se une en los últimos siete años un
significativo ahorro en moneda convertible al disminuir la
aplicación de productos químicos importados.