La ministra británica de Interior, Theresa May, amplió hoy la
prohibición de marchas en la capital ante el temor de nuevos brotes
de violencia, tras la ola de disturbios que sacudió Londres y otras
ciudades, informó Prensa Latina.
Las restricciones, dispuestas a petición de la policía, se
extendieron a las localidades aledañas de Tower Hamlets, Newham,
Waltham Forest, Islington y Hackney.
El periódico local The Independent asocia la medida con la
anunciada marcha de la ultranacionalista Liga Inglesa de Defensa,
fijada en un inicio para este mes, y los temores que se reediten las
violentas jornadas ocurridas semanas atrás, las cuales dejaron una
estela de cinco muertos, decenas de heridos y casi tres mil
detenidos.
Los acontecimientos, que conmovieron a la opinión pública
británica y generaron preocupación en el gobierno, son objeto
todavía de análisis y centro de los debates políticos.
El primer ministro, David Cameron, y el líder del opositor
partido Laborista, Ed Miliband, cruzaron ayer opiniones en torno a
las causas que propiciaron las demostraciones de descontento social,
expandidas como polvorín, luego de una protesta por la muerte de un
residente del barrio londinense de Tottenham, baleado por un
policía.
Para Miliband y el viceprimer ministro liberal, Nick Clegg,
existe una relación entre la falta de confianza en los políticos
británicos, los recortes de gastos y la pobreza y las revueltas de
agosto.
El gobierno, sin embargo, restó importancia a los resultados de
una investigación de la Universidad de Essex y el centro Royal
Holloway, de Londres, que advierte de los efectos contraproducentes
del programa de austeridad dispuesto por el equipo de Cameron.