YOEL TEJEDA PÉREZ

Hoy, cuando las mujeres han desafiado estereotipos relacionados con su integración al deporte, una softbolista granmense asume con entrega y responsabilidad su papel como jugadora del equipo Cuba.

La jardinera central y tercera bateadora del elenco, la granmense Yanitza Avilés Fleitas, une a su condición de atleta la virtud de ser madre de Mariangee de los Ángeles, de dos años de edad.

Es difícil ser madre y softbolista al mismo tiempo. Hace cuatro meses que entreno aquí en La Habana y si no fuera por mis padres, que me cuidan a la niña en Campechuela, yo no podría continuar en la selección nacional.

Vilma Álvarez, quien fuera jardinera del Cuba. Me enseñó todo lo que sé. A Vilma le decía mamá, siempre confió en mí y estuvo a mi lado.

Me destaco en los dos aspectos, ofensiva y defensa. Si un día no estoy bien al bate, trato de hacerlo mejor en los jardines.

Porque levanto más de lo que peso, me gusta trabajar en el gimnasio para mantener la forma.

No le hemos ganado a Venezuela los juegos buenos y esto ha sido duro. Estamos luchando por sacarnos esa espinita que tenemos dentro, pues sabemos que podemos vencerlas.

Seguiría como entrenadora porque me gusta enseñar y tengo cualidades para eso. Me he dedicado a entrenar a conjuntos de diferentes categorías allá en Campechuela.

Licenciada en Cultura Física y Deportes desde hace dos años, Avilés entra el terreno con una mentalidad ganadora que la ha convertido en el motor impulsor del plantel.

"Es una bateadora natural. Ha ido aprendiendo y está en su madurez deportiva. Antes no se concentraba bien y su efectividad bajaba, le propuse que eliminara algunos movimientos y a partir de ahí mejoró mucho", expresó a Granma el director técnico Luis Suárez.