Usualmente disfrutamos en la parrilla televisiva de proyecciones
documentales que, bajo el sello de cadenas extranjeras, muestran el
entorno de distintas geografías del mundo. De factura exquisita,
casi siempre, estos materiales audiovisuales tienen un alto índice
de teleaudiencia y son, en muchas ocasiones, la mejor opción de
entretenimiento del telerreceptor.
Este tipo de realizaciones, exóticas, curiosas y didácticas,
también han tenido su espacio en la producción nacional desde hace
varios veranos. Por el Canal Educativo 2 (CE2), el público ha podido
disfrutar en el presente período estival de la serie Hábitat
que, con el mismo enfoque y en busca del rescate y conocimiento de
la biodiversidad, muestra la ecología de nuestro país.
Al igual que en su edición anterior (Lomas de Banao), esta
nueva temporada cuenta con nueve capítulos de quince minutos de
duración y con el mismo equipo técnico al mando de los jóvenes
Randol Menéndez (director de fotografía) y Susana Rodríguez (guión).
Filmada en las áreas protegidas de la provincia de Sancti Spíritus,
Hábitat es la continuación de otras series documentales que
como Historias de un Zoológico y Guanacabibes
pertenecen al proyecto Cartacuba-Video Naturaleza.
La coproducción del CE2 y la Empresa Nacional para la Protección
de la Flora y la Fauna brinda la posibilidad de acercarnos a la
biodiversidad que posee la región y conocer el trabajo de protección
y conservación que desarrollan los especialistas en ese paisaje de
la geografía central del país.
Así, en cada una de sus transmisiones —viernes a las 7:00 p.m y
los sábados a las 6:30 p.m— la serie nos ha mostrado imágenes
reveladoras sobre el
Melocactus guitarti de León (especie endémica) y la
reforestación en Lebrije, ubicada en el municipio de Jatibonico; la
reproducción de los flamencos y las aves acuáticas, en Tunas de
Zaza; los ríos intermitentes de Jobo Rosado; las huellas del impacto
del asteroide que provocó el cráter de Chicxulub, en el Golfo de
México; y el manejo de las razas autóctonas de caballos como el
Criollo de Trote y el Patibarsino, entre otros.
Un montaje dinámico, con tendencia a la dramatización combina
esta temporada que conduce Raúl Isidrón. Según su director la nueva
fórmula persigue hacer el material más atractivo: "el proyecto se
dedica al conocimiento de nuestro medio ambiente, historia y
geografía, para entender todos los procesos es necesario explicar de
una manera amena y por ello nos propusimos hacerlo entretenido,
pensando en la ficción y sin abandonar el didactismo."
Pero filmar la Naturaleza no es tarea fácil. "La producción a
cargo de Bismar Fernández —explica Randol— fue muy compleja, muchas
de las imágenes que captamos son nuevas para la TV y no han estado
exentas de peligro. Utilizamos minicámaras y recursos rudimentarios
que nos sirvieron de alternativa, por ejemplo, en ocasiones tuvimos
que emplear los carros de la Empresa Eléctrica en sustitución de las
llamadas cabezas calientes, para hacer grandes movimientos de
cámaras. Trabajamos también con dos camarógrafos, Sandy León y
Alieski Ríos, que se sumaron gratuitamente al proyecto."
Aunque quedan pocos capítulos para la culminación de la serie en
el verano, tres títulos más deben incluirse en la programación de
fin de año. Siempre con la búsqueda de la identidad y la cubanía,
este proyecto documental poco a poco se ha ido legitimando dentro de
la producción nacional y con calidad, empeño y profesionalismo se ha
ganado un espacio importante, —y que no existía—, en la TVC.