Serie de TV Habitat

Más que descubrir, disfrutar

AMELIA DUARTE DE LA ROSA
amelia@granma.cip.cu

Usualmente disfrutamos en la parrilla televisiva de proyecciones documentales que, bajo el sello de cadenas extranjeras, muestran el entorno de distintas geografías del mundo. De factura exquisita, casi siempre, estos materiales audiovisuales tienen un alto índice de teleaudiencia y son, en muchas ocasiones, la mejor opción de entretenimiento del telerreceptor.

Este tipo de realizaciones, exóticas, curiosas y didácticas, también han tenido su espacio en la producción nacional desde hace varios veranos. Por el Canal Educativo 2 (CE2), el público ha podido disfrutar en el presente período estival de la serie Hábitat que, con el mismo enfoque y en busca del rescate y conocimiento de la biodiversidad, muestra la ecología de nuestro país.

Al igual que en su edición anterior (Lomas de Banao), esta nueva temporada cuenta con nueve capítulos de quince minutos de duración y con el mismo equipo técnico al mando de los jóvenes Randol Menéndez (director de fotografía) y Susana Rodríguez (guión). Filmada en las áreas protegidas de la provincia de Sancti Spíritus, Hábitat es la continuación de otras series documentales que como Historias de un Zoológico y Guanacabibes pertenecen al proyecto Cartacuba-Video Naturaleza.

La coproducción del CE2 y la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna brinda la posibilidad de acercarnos a la biodiversidad que posee la región y conocer el trabajo de protección y conservación que desarrollan los especialistas en ese paisaje de la geografía central del país.

Así, en cada una de sus transmisiones —viernes a las 7:00 p.m y los sábados a las 6:30 p.m— la serie nos ha mostrado imágenes reveladoras sobre el

Melocactus guitarti de León (especie endémica) y la reforestación en Lebrije, ubicada en el municipio de Jatibonico; la reproducción de los flamencos y las aves acuáticas, en Tunas de Zaza; los ríos intermitentes de Jobo Rosado; las huellas del impacto del asteroide que provocó el cráter de Chicxulub, en el Golfo de México; y el manejo de las razas autóctonas de caballos como el Criollo de Trote y el Patibarsino, entre otros.

Un montaje dinámico, con tendencia a la dramatización combina esta temporada que conduce Raúl Isidrón. Según su director la nueva fórmula persigue hacer el material más atractivo: "el proyecto se dedica al conocimiento de nuestro medio ambiente, historia y geografía, para entender todos los procesos es necesario explicar de una manera amena y por ello nos propusimos hacerlo entretenido, pensando en la ficción y sin abandonar el didactismo."

Pero filmar la Naturaleza no es tarea fácil. "La producción a cargo de Bismar Fernández —explica Randol— fue muy compleja, muchas de las imágenes que captamos son nuevas para la TV y no han estado exentas de peligro. Utilizamos minicámaras y recursos rudimentarios que nos sirvieron de alternativa, por ejemplo, en ocasiones tuvimos que emplear los carros de la Empresa Eléctrica en sustitución de las llamadas cabezas calientes, para hacer grandes movimientos de cámaras. Trabajamos también con dos camarógrafos, Sandy León y Alieski Ríos, que se sumaron gratuitamente al proyecto."

Aunque quedan pocos capítulos para la culminación de la serie en el verano, tres títulos más deben incluirse en la programación de fin de año. Siempre con la búsqueda de la identidad y la cubanía, este proyecto documental poco a poco se ha ido legitimando dentro de la producción nacional y con calidad, empeño y profesionalismo se ha ganado un espacio importante, —y que no existía—, en la TVC.

 

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