"Las mujeres constituyen un verdadero ejército al servicio de la
Revolución. La mujer es una Revolución dentro de la Revolución.
Cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres,
estos pueblos son invencibles, y la mujer de este pueblo es
invencible."
Es
Fidel en el acto de constitución de la Federación de Mujeres
Cubanas, el 23 de agosto de 1960. Y hoy mismo sus palabras vuelven a
confirmarse, ante el empuje manifiesto de ese ejército
imprescindible en todos los ámbitos de la vida.
Baste decir que ellas constituyen el 66 % de la fuerza técnica y
profesional de la nación; el 47, 3 % de los trabajadores del sector
estatal; el 40,2 % del total de dirigentes —en la Salud, el 58,2 %
de los cargos de dirección están ocupados por mujeres—; en el
reciente VI Congreso del Partido, se elevó al 41,7 % la
representación femenina en el Comité Central...
Sin ellas no habríamos podido emprender la campaña de
alfabetización ni declarar al país libre de analfabetismo; no serían
una luminosa realidad los niveles educacionales alcanzados por los
cubanos; no habríamos logrado un índice de 4,5 % de mortalidad
infantil, con el que no estamos conformes, pero sí orgullosos porque
ha sido conquistado a pesar de la despiadada guerra económica del
imperio.
En el actual proceso de actualización de nuestro modelo económico
y social, ellas están en el centro, porque la mujer es Revolución.
La FMC ha sido en sí misma un logro de nuestro proceso
revolucionario, pero es tanta la impronta de nuestras mujeres
organizadas en su seno que, a nadie ya puede caberle duda, sin ellas
la Revolución misma no habría sido posible.
Porque como dijera el propio Fidel en aquel Primer Congreso de la
Federación, "no solo es justo que la mujer tenga oportunidad de
desarrollar su capacidad en beneficio de la sociedad, sino que
también es necesario para la sociedad que la mujer encuentre todas
las posibilidades de desarrollar plenamente sus capacidades".