Directivos de las citadas instituciones y entidades consideran
que este año todo ha marchado mejor, pero muchos de los padres no
coinciden con ellos, pensando en las largas colas de los primeros
días, en la imposibilidad de cambiar una talla 12 por una 6, y en
que para arreglarlo ahora pagarán a la costurera el triple del valor
del subsidiado vestuario.
Entre estos últimos está Yanet Vizcaíno, que deberá llevar las
sayas y blusas talla 8 de Érika a la 4.
Al constatar lo acontecido en las tiendas, la administradora del
establecimiento "La Industrial", Rosa Duharte, afirmó que entre 12
000 prendas solo llegaron 10 sayas talla 4. Su homólogo de "La
Venus", Julio López, planteó que recibió pocas camisas de primaria,
y la dependienta Yanet Moragas dijo que en "La Comercial", del
distrito José Martí, predominó el déficit de tallas pequeñas.
Con la experiencia que le confieren alrededor de 15 años al
frente de Abastecimiento Técnico Material de la Dirección Provincial
de Educación, Narciso Planas señala que cada año se eleva el rigor
en el plan de aseguramiento de uniformes, pero lamentablemente
siempre hay problemas con algunas tallas.
"Todo obedece a que el levantamiento se realiza escuela por
escuela, atendiendo a edades de una presunta matrícula con un año de
adelanto; o sea, que lo distribuido ahora se calculó en octubre del
pasado año. Actualmente, por ejemplo, ya trabajamos para los
uniformes del 2012, y en este lapso los niños se desarrollan, pero
no todos por igual."
En opinión de Vilma Terrero, técnica en productos industriales de
la Dirección Provincial de Comercio, "el tema parece sencillo, pero
es bastante difícil. El uniforme no debía trabajarse por edades,
sino mediante estudios del desarrollo promedio de grupos de niños
por regiones urbanas y rurales del país.
"Eso nos daría las tallas promedio más demandadas por los
escolares, y si tenemos tallas extra para niños obesos, por qué no
contar con una especial por debajo de la 4, para niños de poco
desarrollo. El déficit siempre es en las tallas pequeñas."
Según Vilma, en esta brecha entre oferta y demanda en cuestión de
tallas, no debe desconocerse la influencia de la tendencia en los
estudiantes de nivel medio de adquirir tallas inferiores, para
ajustarse a la "moda", o sea, a la violación del reglamento, de
llevar el uniforme extremadamente ceñido al cuerpo.
La Empresa de Confecciones "Costa", referente obligado en la
calidad de los uniformes, se responsabilizó este año con la
producción de 656 400 prendas de uniformes, de las cuales reservó
342 361 para la provincia y envió 96 000 unidades de short,
bermudas, blusas y camisas a La Habana, así como cerca de 20 000 a
Ciego de Ávila y Cienfuegos.
"En nuestro caso —precisa Maricel Tamayo, directora de la gran
fábrica textil Las Marianas—, siempre confeccionamos decenas de
miles de prendas atendiendo a la curvatura de tallas demandadas por
Educación a Comercio Interior, lo cual constituye para nosotros una
orden de producción priorizada, tanto en el plazo de entrega como en
la calidad de la elaboración.
"Aquí es prácticamente imposible la alteración de una talla, pues
para evitar confusiones se elabora una sola numeración por jornada y
en correspondencia con ella se entregan las etiquetas a colocar en
cada prenda. Luego revisadores y técnicos verifican las medidas,
cada costura y estado de los botones, antes de sellar y certificar
las cajas."
Indiscutiblemente, si por encima de ese desvelo del personal de
educación, confecciones textiles y comercio, predomina año tras años
el malestar en buena parte de la población, resulta evidente que el
sistema de planificación del tallaje de los uniformes "no da la
talla", y requiere perfeccionarse acorde con la elevada inversión
que para ello asegura el país.