Trípoli, la capital libia, sufre este viernes una nueva oleada de
ataques por aviones de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN), mientras fuerzas insurgentes reivindicaron nuevos
avances en tierra, sin confirmar por medios oficiales libios.
Densas columnas de humo se levantan en la zona de Bab el Aziziya,
donde está la residencia del líder libio Muamar el Gadafi, y los
distritos de la periferia oeste de esta metrópoli que es más larga
que alta, debido a la reticencia de las familias musulmanas a
residir en condominios, reporta Prensa Latina.
Los bombardeos ocurren en medio del mes sagrado islámico de
Ramadán que los creyentes en esa confesión monoteísta dedican al
ayuno y la oración.
Zawiya, una disputada ciudad a 50 kilómetros al oeste de esta
capital, también sufrió el martilleo constante de las bombas de alto
poder destructivo que la alianza atlántica arroja sobre este país
norafricano desde hace más de cinco meses.
Tropas leales al gobierno enfrentan a fuerzas insurgentes,
asesoradas por especialistas occidentales, sin que esté claro si
alguno de los contendientes tiene el control efectivo de esa zona.
Desde mediados de semana portavoces del autodenominado Consejo
Nacional de Transición (CNT) se adjudican importantes conquistas
territoriales en las zonas de Bazh, Gananat y Ahamada, así como en
Zlitane, pero los portavoces oficiales libios los desmintieron.
Asimismo aseguraron que estrechan el cerco sobre Trípoli,
mientras funcionarios estadounidenses afirmaron que "los días de
Gadafi están contados".
A fines de la semana pasada el propio Gadafi en una llamada
telefónica a una emisora radial aseguró que los medios
transnacionales de información desarrollan una guerra sicológica
contra su país e instó a la población a armarse contra las ratas y
los nuevos colonialistas (el CNT y la OTAN, por ese orden).