Otro
derroche de cultura engalana, desde tiempos inmemoriales, a los
países suramericanos andinos durante todo agosto, especialmente a
Bolivia: las celebraciones por el mes de la Madre Tierra o la
Pachamama.
En estos días está prohibido incluso casarse, pues hay que
dedicarse por entero a la Pachamama, explicó a Prensa Latina el jefe
de la Unidad de Antropología del Viceministerio de Descolonización,
Cancio Mamani, reporta Prensa Latina.
Dicho tiempo se dedica a la reflexión sobre el equilibrio, la
reciprocidad, la identidad cultural, el vivir bien, en armonía y
consenso, precisó.
Desde los primeros días, se suceden las más diversas ofrendas
ancestrales en el preámbulo del mes de la siembra, cuando se
considera que la Pachamama está ávida.
El encendido de las fogatas y la disposición de las mesas con los
ofrecimientos están entre las manifestaciones más recurrentes.
Pueden aparecer cebos de llama, dulces caseros en forma de
botella de varios colores, lanas multicolores, nuez, trigo bañado en
pintura dorada, pétalos de flores blancas y hierbas aromáticas,
entre otras demostraciones.
El rito se multiplica durante todo agosto, mes en que se abona la
tierra para la cosecha, e implica también a los achachilas
(espíritus protectores de los aymaras), deidades que moran los
cielos de la cordillera de los Andes.
La tradición establece que si las cenizas de los elementos
ofrendados ardiendo son blancas, indica la afirmación de que los
deseos serán realidad.
Con los años, esas celebraciones ganan popularidad, pues las
peticiones a las diferentes deidades dependen de las necesidades de
las personas: la familia, el trabajo, los negocios, la salud y el
país están entre los motivos.
Los yatiris (curanderos de las comunidades aymaras) plantean que
en agosto la Pachamama abre su boca para recibir las ofrendas de los
seres humanos, en especial de quienes viven en el campo.
Esta tradición se celebra también en el norte de Argentina y de
Chile, el sur de Perú y en las partes altas del occidente de
Ecuador.
DÍA INTERNACIONAL DE LA MADRE TIERRA
El 22 de abril de 2009, la Asamblea General de la Organización de
las Naciones Unidas declaró institucionalmente a esa fecha como el
Día Internacional de la Madre Tierra, tras la iniciativa del
presidente boliviano, Evo Morales.
La Resolución, presentada personalmente por Morales, fue
ratificada por los 192 países que forman parte de la Asamblea
General de la ONU.
Durante la reunión de abril de 2010, fue aprobado un proyecto de
declaración universal de los derechos de la Madre Tierra, que señala
al modelo económico capitalista como responsable del calentamiento
global y plantea un cambio radical basado en la armonía entre el
hombre y la naturaleza, una prioridad para el gobierno de Bolivia.
Por ello, insiste en la necesidad de promover una lógica no
depredadora del medio ambiente para preservar el planeta y la vida.
LA PACHAMAMA
La Pachamama o Madre Tierra es la gran deidad entre los pueblos
indígenas de los Andes Centrales de América del Sur.
La divinidad Pachamama representa a la Tierra en su conjunto, el
suelo y la naturaleza. No está localizada en un lugar específico,
pero se concentra en ciertos lugares como manantiales o vertientes.
Es una deidad inmediata y cotidiana, que actúa directamente, por
presencia y con la cual se dialoga de manera permanente, ya sea
pidiéndosele sustento o disculpándose por alguna falta cometida en
contra de la tierra y todo cuanto nos provee.
Divinidad protectora y proveedora, cobija a los hombres,
posibilita la vida y favorece la fecundidad y la fertilidad.
A cambio de esta ayuda y protección, hay que ofrendarle parte de
lo recibido, como una suerte de reciprocidad.
La Pachamama, más las deidades Mallku y Amaru, conforman la
trilogía de la percepción sociedad-naturaleza y sus cultos son la
forma más antigua de celebración que los aymaras realizan en la
actualidad.
Algunos expertos consideran que con la invasión de los españoles
y la persecución de las religiones nativas, comenzó también a ser
muchas veces invocada a través de la Virgen María, por el
sincretismo.
La religión centrada en la Pachamama se practica en nuestros días
de forma paralela al cristianismo, lo cual no constituye una
contradicción, debido a su carácter incluyente.