Producción local de materiales de construcción

Lecciones en bloque desde un pequeño taller

Logran generar, en cada jornada, los elementos suficientes, incluida la pintura para una casa convencional de 60 metros cuadrados

DILBERT REYES RODRÍGUEZ

Sobre la producción y venta de materiales de la construcción, tema recurrente en el diálogo económico actual, bastante se habla ya de capacidades productivas, aciertos y de-sajustes de transportación y distribución, buenas ideas o irregularidades en las ventas.

Fotos del autorRamón Cámbar aspira a que su centro maneje sus propias finanzas.

Sin embargo, a tono con la prioridad asignada también a la creación y ejecución de iniciativas locales de desarrollo, la generación de materiales constructivos en pequeña escala y generalmente de forma manual, no puede perderse de vista como solución a una imparable necesidad.

EJEMPLO DE POSIBILIDADES

En la orilla norte de la ciudad de Bayamo, capital de la provincia de Granma, hay un pequeño lugar apenas anunciado con el cartel Polígono de Materiales Alternativos; pero a juzgar por el volumen, rapidez y envidiable eficiencia con que el establecimiento multiplica cemento, áridos y arcilla, en magníficos bloques, mosaicos, ladrillos y pintura, está claro que las dos mejores cartas de presentación del establecimiento son el trabajo y la inteligencia.

La primera es evidente en la indetenible labor de una treintena de espaldas sudorosas, y el doble de brazos en permanente tensión; ya sea tirando del contrapeso de la prensa para hacer mosaicos, paleando grava y arcilla, o sacudiendo el molde de hierro que expulsa sobre el suelo el bloque de hormigón.

Fotos del autor Cada hombre produce manualmente 130 bloques de hormigón en medio día.

La segunda carta: sagacidad económica y carisma en la persona del joven Ramón Cámbar, un administrador con real sentido de la urgencia y del beneficio que significa para el pueblo contar con sus producciones.

"Cualquiera hace un bloque con todos los recursos a la mano, pero no cualquiera hace 130 en cuatro o cinco horas, sin ayudante, y batiendo primero un gran bulto de mezcla, a pala limpia", comentó a Granma un joven de los cuatro que a la vez hacían el trabajo manual.

En perfecta sincronía —a la que se suman el área de elaborar con calidad la pintura de carbonato de calcio, más una prensa mecanizada y su equipo de cinco operarios capaces de terminar otros 600 bloques—, el taller trasciende por las cifras de producciones físicas, todas superiores al millar de unidades por día.

"Ya logramos la meta de generar aquí, en cada jornada, los elementos suficientes de pared, piso y pintura para una casa convencional de 60 metros cuadrados", apuntó Cámbar.

En cuanto a salario, baste decir que el promedio rebasa los 1 000 o 1 200 pesos si logra ser estable la entrega de materia prima al menos 20 días del mes (lo cual constituye un problema). Mientras, las condiciones del local incluyen restaurante y autoconsumo atendido por ellos mismos.

PROPUESTAS PARA UN DESPEGUE MAYOR

Armado con el razonamiento de un economista graduado en los diarios avatares de su taller, y a la mano los Lineamientos aprobados por el Sexto Congreso del Partido, el joven administrador Ramón Cámbar sabe cómo multiplicar los aportes de su fábrica.

Resulta que desde el inicio del proyecto local, su instalación pertenece a la Empresa Municipal de Construcción y Mantenimiento; una dependencia que ha generado la mayoría de sus dolores de cabeza, por cuanto aquella es una entidad de economía deteriorada, y las ganancias del taller han sido como un subsidio a las pérdidas de su tutora.

Solo un par de consecuencias: primero, la fábrica no accede a la moneda nacional aprobada por el Gobierno para hacer inversiones inmediatas, amén de las sobradas garantías de amortización, porque el banco argumenta, con razón, la gran deuda de la Empresa; segundo, son obligados a parar la producción varios días cada mes por falta de cemento y áridos, debidamente asignados y en existencia, pero no adquiridos por los problemas de transporte y estado financiero de su rectora, aun cuando el Polígono en sí genera utilidades jugosas.

¿Será posible sobrevivir y avanzar en el seno de una entidad insolvente, que cubre sus pérdidas con los frutos de una rentable?

"Durante las últimas fechas feriadas, por ejemplo, acordamos trabajar siempre y a un ritmo tremendo, y luego todo ese esfuerzo se fue a pique cuando siguieron ocho días de desabastecimiento. Por los sobrecumplimientos constantes el plan nunca se compromete, pero la productividad se afecta, la gente no gana", analiza Cámbar.

"¿Mi aspiración? Lograr ser un centro de costo independiente, que maneje sus finanzas, a fin de ejecutar inversiones de amortización rápida; como, por ejemplo, la creación de una nave para el módulo mecanizado de bloques, montar una nueva prensa de losas, otro molino, y adquirir una hormigonera que humanice la fabricación manual de los bloques, pues hacer la mezcla es lo más agotador y demorado."

La buena noticia es que, gracias a una atinada decisión, ya está en proceso el paso desde la Empresa Municipal, a la Provincial del Poder Popular; una entidad solvente, con medios suficientes que asegurarían funcionamiento inin-terrumpido al taller, y dueña de una infraestructura de industria constructiva que les facilitaría el acceso a la materia prima.

Cámbar añadió que con esas facilidades y la ejecución de las inversiones planeadas, su equipo de 35 hombres —más los que emplearía en las nuevas capacidades—, sería capaz de tributar los materiales necesarios para el plan de viviendas de la Empresa con el 50 % de la producción, e incorporar la otra mitad al comercio minorista.

También para las relaciones de comercialización, cargadas todavía de muchos lastres, Cámbar tiene sus propuestas. Sugiere, por ejemplo, traer el punto de venta a la bodega más cercana, con los materiales almacenados en el patio del taller.

"Así se evitarían los enredos del transporte y los cuestionamientos por calidad, pues los braceros y custodios seríamos nosotros, bajaría el costo, y no habría tanto bloque ni mosaico partido en la transportación, cuya culpa casi siempre se le carga al productor distante, algo irreal."

Al término de la conversación con Granma, ningún obrero había flaqueado el rendimiento en el trabajo rudo, y al final del día quedaron elaborados, a mano, los recursos suficientes para una vivienda convencional de 60 metros cuadrados.

Entonces, bien vale la pena revisar profundamente cómo librar de cualquier lastre estas ideas, capaces de dar las respuestas que en el contexto local, la dirección del país indicó generar con prioridad.

En definitiva, la producción de materiales de construcción lo menos que necesita son bloques (o bloqueos) que impidan el despegue urgente del sector. Si ya los fabrica, que sean para levantar las paredes que aguanten el techo y el bienestar a muchas familias cubanas.

 

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