La corona de Jade

MICHEL HERNÁNDEZ
michelher@granma.cip.cu

Una diferencia entre los buenos conciertos y los otros, es que los primeros tienen "algo" que atrapa al público como una red desde el principio y mantiene ese golpe de efecto hasta la última canción, tras la cual generalmente los espectadores reclaman otro tema que prolongue la experiencia sensorial aunque sea solo por unos minutos más.

Todo eso sucedió en el debut del grupo Jade hace unos días en la sala Manuel Galich de Casa de las Américas donde ofreció una breve pero intensa presentación en la que mostraron algunas joyas de la "corona Jade".

Aunque es una agrupación de reciente andadura, su nombre viene sonando desde hace algunos años en los terrenos de la música cubana contemporánea, esa zona de la creación que identifica especialmente a jóvenes artistas que, tanto dentro como fuera del país, tejen el destino de su obra con una concepción que regresa a las fuentes del legado sonoro insular, y le incorporan los más variados elementos rítmicos de la actualidad.

En un principio Jade surgió como dúo y, más tarde, adquirió el formato de banda debido a las inquietudes creativas de su directora y cantante Yanaisa Pedroso, quien comparte voces con Maygred Felina Bourricaudy y compagina su labor al frente del ensemble con sus funciones como especialista de música de la Asociación Hermanos Saíz.

Durante su estancia en la Casa, la alineación mostró parte de su presente con un repertorio que estuvo más próximo a la labor que viene realizando hace algún tiempo con la música tradicional cubana. Una obra que se define por la original apropiación de géneros emblemáticos de la Isla como el son, la guajira y el changüí, estilos que incorpora a su propio lenguaje rítmico y desgrana con una filosofía muy personal, en la que afloran en especial los rasgos más íntimos de la sensibilidad femenina. De hecho, ahí descansa particularmente una de las virtudes de la semilla germinal de su trabajo. Es decir, en la forma en que revisitan el caudal de ritmos del país desde una mirada de clara orientación contemporánea, plasmada en títulos propios como Más lejos que el sol, Rumba sin sentimiento pero caminando, basado en el poema Caminando, de Nicolás Guillén y Son para felina.

En la exposición de la banda se manifiesta, además, un claro interés en resignificar la herencia de la música tradicional e indagar en los contextos en que fueron creadas piezas que han hecho época como Estoy hecho tierra, de Ñico Saquito.

 

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