Sin recursos petroleros propios, Nicaragua basa actualmente la
mayor parte de la generación eléctrica en plantas consumidoras de
hidrocarburos, una situación nada favorable ni en términos
económicos ni ambientales, según la visión del gobierno.
En días recientes el Ministro de Energía y Minas, Emilio
Rappaccioli, reiteró que el Ejecutivo, encabezado por el Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), busca independizarse de la
generación con petróleo que asciende a un 67 por ciento, reporta
Prensa Latina.
Pese a sus importantes reservas naturales, este territorio
centroamericano aprovecha hoy apenas un seis por ciento del
potencial en energías renovables, como las hidráulica, geotérmica,
eólica, solar y las provenientes de la biomasa.
Para 2017 el Estado se propone que al menos el 90 por ciento de
la producción de electricidad provenga de esos abundantes recursos y
con ello disponer de excedentes exportables a las naciones vecinas.
A juicio de Rappaccioli, existen amplias oportunidades de
inversión para aquellos que están dispuestos a asumir este reto,
incluidos consorcios y otras instituciones extranjeras.
Los proyectos con fuentes renovables, previstos de 2012 a 2016,
aportarán otros 650 MegaWatt (MW)de capacidad y demandarán
erogaciones por unos dos mil 600 millones de dólares, indicó el
funcionario.
Según estimados del Ministerio de Energía y Minas, sólo el
proyecto eólico La Fe, San Martín, en la capital nicaragüense,
disminuirá la importación de unos 228 mil barriles de fuel oil que
representaría un ahorro equivalente a 21 millones de dólares.
La obra, que dispondrá de 22 aerogeneradores, se halla en fase
inicial tras la construcción de las bases para sostener tres equipos
y la ejecución de ocho kilómetros de caminos de acceso.
Su inversión total, notificó el Ministerio, llegará a 116
millones de dólares, lo que incluye la participación de
inversionistas privados y de la banca nacional.
Una vez concluida representará un significativo aporte al empeño
por transformar la matriz energética junto a otras obras como las de
Tumarín, Eolo, El Hoyo Monte Galán, Casita San Cristóbal y San
Jacinto Tizate, entre otras, indicó el organismo.
"Es una energía limpia y barata que permitirá reducir los costos
de la factura petrolera y el costo de generación energética,
beneficiando al país y a los usuarios", apreció Rappacciolli.
Para los expertos, las mayores posibilidades de éxito están en el
empleo de los recursos hídricos por la gran cantidad de ríos y
lagos.
No en balde, entre los planes más prometedores de la
administración sandinista se halla la central hidroeléctrica de
Tumarín, que estará ubicada en la Región Autónoma del Atlántico Sur
(RAAS) y contará, cuando esté terminada en 2014, con una capacidad
de 255 MW de generación.
El portal electrónico del gobernante FSLN (El 19 Digital) dio
cuenta en estos días de otro importante objetivo en progreso:
incrementar la cobertura del servicio energético del 65 al 85 por
ciento, en beneficio de 1,7 millones de personas.
Además, recientemente el gobierno destinó 117 millones de dólares
aportados por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América (ALBA) al subsidio de la tarifa eléctrica de miles de
hogares nicaragüenses, frente al encarecimiento de los hidrocarburos
en el mercado internacional.
En enero de 2007, cuando el presidente Daniel Ortega inició su
actual mandato, Nicaragua contaba con una capacidad eléctrica
instalada de 780 MW, causante de frecuentes interrupciones por
déficit de generación para satisfacer la demanda.
Mientras, la cobertura de la red de distribución apenas cubría el
50 por ciento del territorio nacional, según confirman estadísticas
oficiales.