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Minindustria: proyecto para audaces
El ingenio innovador de un campesino avileño lo llevó
a ser el primero en la provincia en envasar, en latas, la mermelada
que él mismo produce en su finca
Ortelio González
Martínez
CEBALLOS, Ciego de Ávila.— En ocasiones los sueños son hijos
bastardos de la vida, pero los del campesino Noel Felipe Rodríguez
Hernández jamás lo han traicionado; más bien lo ayudan, le alumbran
el camino.
La
tapadora y Noel, una pareja muy productiva.
Y eso fue lo que sucedió aquella madrugada, cuando en su mente
revoloteó la idea de construir con medios propios la tapadora de
latas, lo último que le faltaba para iniciar un proyecto; atrevido
para algunos y descabellado para otros.
No es que le haya aburrido la elaboración de barras de dulce de
guayaba, oficio al que se dedicó durante muchos años; es que Noel
piensa en variar, en cómo su aporte puede ser mayor. Después de
aquel sueño mañanero, tardó solo unos días en poner a punto la
máquina, hecho que lo convirtió en el primero en la provincia de
Ciego de Ávila en envasar, en su propia finca, el producto que él
mismo elabora: mermelada de guayaba.
Como él conoce que los Lineamientos de la Política Económica y
Social del Partido y la Revolución dejan clara la necesidad de
integración entre las pequeñas procesadoras de alimento a nivel
local con la gran industria, con vistas a potenciar la oferta en el
mercado interno, incluyendo la sustitución de importaciones, comenzó
con respaldo y sin miedo. "Si no alcanzaba el resultado esperado,
hubiera vuelto a las barras de dulce, pero no me iba a quedar con
los brazos cruzados", comenta.
Noel pertenece a la Cooperativa de Crédito y Servicios José
Martí, en Ceballos, organización que acogió muy en serio la idea de
esta integración, como lo demuestra el hecho de que a ella están
asociados 19 de los 20 productores dedicados a procesar la guayaba.
A TODO VAPOR
Noelia, la hija inquieta, está al tanto de cada colada y muestrea
la mezcla para medir los grados brix (cantidad de sólidos solubles
en la pulpa). "Deben estar entre los 28 y los 32 grados, según me
enseñó Belkys, la especialista-asesora de la empresa de cítricos de
Ciego de Ávila", afirma.
Esta es mi "chismosa", dice, en alusión a la libreta que lleva
bajo el brazo. "Aquí lo anoto todo. Puedo decirle que el 5 de julio
pasado comenzamos en la nueva industria, que procesamos unos 25
calderos por jornada, eso da unas 350 latas; que en los días previos
al 26 llegamos a las 459 unidades, y que pensamos seguir aumentando
la cifra".
—¿Y no tienen problemas con los envases?
—Nos los vende la empresa, al igual que la materia prima. Ella es
muy respetuosa en los abastecimientos y nosotros también lo somos en
nuestras producciones. Pero nada de esto hubiera sido posible si mi
papá no le hace la innovación al taladro que tenía en el taller.
Al decir de Noel —ingeniero mecánico sin título, según afirman
allí—, si la pequeña industria anda a todo vapor es porque debió
tener en cuenta hasta los más mínimos detalles, desde el taladro que
convirtió en tapadora, hasta la leña utilizada como combustible.
"Todos en la familia, lo mismo Noelia que María Teresa Mesa, mi
esposa, aportaron ideas", comenta.
"Las soluciones aparecen cuando uno quiere. Le vuelvo a mencionar
la máquina porque me costó trabajo, pero después que resolví los
rodillos y el mandril, la hice en 15 días. Lo más difícil fue el
ajuste para el buen tapado. Los catálogos ilustran que debe quedar
en el rango de las 180 a 200 milésimas, y logré ajustarla a 195. Eso
quiere decir que casi no se diferencia de las que tienen las
industrias más modernas.
"Ahora se hace pequeña el área que denominé "baño de María’,
donde dejo reposar las latas 45 minutos. El depósito tiene capacidad
para 36 y quiero duplicar esa cifra en busca de una mayor
productividad."
¿A cuántas unidades llegarán Noel y su equipo? Eso está por ver.
Por lo pronto, en solo 18 días de producción totalizaron 4 683 latas
tapadas. |