La maniobra económica por valor de casi 79 000 millones de euros
para equilibrar las cuentas del Estado en el 2014, aprobada en
tiempo récord por el Parlamento de Italia, dará mucho que hablar —y
que sufrir— a los italianos en los próximos días y en los próximos
años.
El plan económico de ajuste fue publicado en la Gaceta Oficial, y
en consecuencia empezó a regir. Y el primer efecto es el ticket
sanitario aplicado a los pacientes no graves que se dirijan a las
guardias de los hospitales. La mayor parte de los hospitales
públicos no cobraba el servicio de urgencia sobre patologías no
graves, pero el paciente a menudo debía esperar horas para ser
atendido. Ahora no solo deberá esperar sino, además, pagar nada
menos que 25 euros. Y a partir de este momento, por otra parte, la
atención de un especialista del servicio público le costará 10
euros.
El rubro sanitario dentro de la maniobra económica es el que más
críticas ha desatado, incluso dentro de la coalición de
centroderecha. Y hasta los gobiernos de las regiones —varios de
centroderecha— han comenzado a dar batalla, como Toscana y Emilia
Romania, que rehúsan aplicar los tickets mientras otras regiones
dicen que lo están estudiando. Está previsto que niños, ancianos y
personas de escasos recursos queden exentos del pago. Pero al final
de cuentas, según los críticos, las familias de ingresos bajos y
medios serán las que mayormente pagarán el pato. Según cálculos
publicados por la prensa local, el plan de ajuste costará entre 500
y 1 000 euros a cada familia por año en calidad de tickets
sanitarios, nuevos y mayores impuestos, aumento de la edad de
jubilación, restricciones en materia de contribuciones estatales a
las familias, etcétera.
Algunos se preguntan ahora, pero muchos más se lo preguntarán en
los próximos días cuando el ticket sanitario y los primeros
impuestos toquen verdaderamente el propio bolsillo, por qué el
gobierno de Silvio Berlusconi, que había prometido reducir los
impuestos, ahora los aumenta, y por qué la oposición no cumplió su
rol de oposición. Es decir, por qué el Partido Democrático e Italia
de los Valores, principalmente, permitieron que pasara esta
maniobra, que ellos mismos denunciaron como que afectará a los
sectores menos pudientes. En el Parlamento, la oposición votó en
contra de los ajustes, pero no obstruyó la votación final, como
habría hecho en otro momento. También la oposición deberá explicar a
sus electores por qué no han podido cambiar con antelación, mediante
un debate constructivo que tenga presente sobre todo las necesidades
de los ciudadanos, algunas de las medidas que fueron incluidas en
los recortes.
Italia, es cierto, está inmersa en un contexto internacional
(Europa) que no la favorece, porque todavía no ha logrado superar
los efectos de la crisis mundial del 2008 y —peor aún— ha tenido
entre el año pasado y el 2011 una recaída. Los ejemplos de Grecia,
España, Irlanda y Portugal no ayudan a mantener la tranquilidad de
los mercados. Pero por su parte Italia —con una deuda pública que
equivale al 120 % de su PIB, con un crecimiento de apenas el 1 %,
con los vaivenes de su clase política y los escándalos en los que se
ha visto sumido su primer ministro— no ha hecho más que complicar el
panorama. Por eso, el presidente de la República —que en Italia
tiene normalmente una función bastante formal— ha asumido un rol
activo como nunca. Parlamentario durante varias legislaturas, hombre
de gran rectitud, Giorgio Napolitano ha pasado a ocupar un rol
protagónico en los últimos meses, llamando a la cordura a todos los
sectores políticos, sumidos a menudo en inútiles debates e insultos
cotidianos que no les permiten ver el bosque, el bosque-Italia, a
riesgo de hundirse como el Titanic, según la imagen usada por el
ministro de Economía, Giulio Tremonti. Napolitano hizo su último e
insistente llamado luego del ataque de los especuladores contra la
Bolsa de Milán. Es necesario, pidió en sustancia, que gobierno y
oposición dejen de lado las disputas y aprueben la maniobra
económica para dar a entender a los mercados que Italia es una
economía fuerte y que honrará todos sus compromisos. Y así fue.
Aunque el costo elevadísimo de las medidas lo deberán pagar las
familias y no los políticos que lo aprobaron.
Tal vez por esto también Berlusconi desapareció de la circulación
durante varios días, reapareciendo para el voto en la Cámara de
Diputados y diciendo a sus allegados que se había caído en el baño
de su casa y le habían tenido que hacer una TAC a causa de un golpe
en la cabeza. Otros suponen en cambio que sus aliados le sugirieron
que se quedara callado para no complicar una situación ya bastante
delicada.