Alertado
por Granma en el reportaje "Una joyita en medio de los
frutales", del pasado 30 de mayo, la incógnita de 10,5 toneladas de
pulpa de zapote (mamey colorado), congelada durante más de un mes en
un frigorífico de Santiago de Cuba, acaba de despejarse dejando una
amarga lección.
Al parecer, las partes implicadas en el dilema de esta materia
prima elaborada por la CPA Victoria de Girón, de Palma Soriano, para
la Empresa Provincial de Productos Lácteos, no habían interiorizado
las palabras del General de Ejército Raúl Castro en el Informe
Central al Sexto Congreso del Partido, que refleja la esencia de
este y otros problemas similares:
"...deberá rescatarse por parte de los cuadros estatales y
empresariales, el notorio papel que corresponde desempeñar al
contrato en la economía, tal como se expresa en el Lineamiento
número diez. Ello también contribuirá a restablecer la disciplina y
el orden en los cobros y pagos, asignatura con calificaciones
insatisfactorias en buena parte de nuestra economía".
Ajenos a esa exigencia, los cooperativistas no escatimaron
recursos ni esfuerzos para procesar en su minindustria la citada
pulpa, que al final la Empresa Láctea santiaguera no podría pagar a
un costo de 12 456 pesos por tonelada.
"¿Por qué suceden estas cosas? ¿A quién demandarle ahora
responsabilidad? Y sobre todo, ¿cómo vamos a destrabar el nudo?",
inquirió Eliover Zapata, vicepresidente del Consejo de la
Administración Provincial (CAP), al iniciar el análisis con las
partes involucradas en el erróneo proceder.
"Es cierto que debemos ofertarle al pueblo un helado de calidad a
precio asequible, pero por falta de rigor económico el pasado año
compramos la tonelada a 16 000 pesos y cerramos con elevadas
pérdidas; de ahí que no podamos pagar más de 10 500 pesos por
tonelada de pulpa", señaló José Adrián Yéster, director de la
empresa de productos lácteos.
Según las fichas de costos objetivamente es así, pues de otra
manera el cubo de diez litros de helado que hoy se vende a Comercio
y Gastronomía a 13,45 pesos, tendría que elevarse a 30 pesos para
mantener la rentabilidad de la industria, lo cual conllevaría a su
vez a la subida desproporcionada del precio de la bola de helado
ofertada a la población.
Al explicar las razones del precio tasado por la cooperativa, su
presidente, René Miralles Caraballo, argumentó que solo en la fruta
natural invierten 8 696 pesos, que sumados al valor del azúcar, la
mano de obra, impuesto de la ONAT y otros gastos financieros,
totaliza 10 380 el costo de la tonelada de pulpa.
"Como si todas esas frutas fueran de primera —añadió Miralles—,
la Empresa de Acopio (que actúa de intermediaria) les aplica un 20 %
de ganancia, y por lo tanto en busca de la rentabilidad de la
minindustria nosotros hacemos lo mismo, de ahí que para la venta
mayorista la tonelada de pulpa especial sumara 12 456 pesos".
Dada la alta calidad del producto, a ese precio es reclamado por
otros mercados, pero al estar preservado para la elaboración de
helados la cooperativa se vio obligada a congelarlo en el
frigorífico de la Empresa de Cítricos Caribe donde, a causa del
desaguisado en la comercialización, debió pagar cerca de 600 pesos
por el espacio ocupado durante más de 30 días en la cámara fría.
No obstante la incómoda situación y a pesar del prejuicio a los
campesinos, el presidente de la cooperativa René Miralles asumió
ante el Consejo de la Administración Provincial la responsabilidad
de rebajar el precio hasta los 10 500 aceptados por la dirección de
productos lácteos, lo cual le reportará a la cooperativa apenas una
ganancia de 220 pesos por tonelada.
"Es evidente —precisó Eliover Zapata, vicepresidente del CAP—,
que faltó previsión. Acopio se convirtió en un intermediario que
elevó los costos. Nosotros tenemos 22 000 productores de frutas en
la provincia, y la industria debería llegar hasta ellos para recoger
las frutas en su óptimo estado al mejor precio, para luego
procesarla".
En previsión de situaciones semejantes con la proximidad de la
campaña de la guanábana, el anón y la guayaba, se indicó por el
Gobierno provincial el estudio inmediato del precio en la compra de
frutas al productor, su procesamiento en la industria y posterior
comercialización, para establecer, de ahora en adelante y sobre
bases reales, los contratos entre cada una de las partes.
"Esto demuestra cuán difícil es que las cosas marchen bien
mediante la improvisación", sentenció Zapata, y advirtió que no se
trata de un hecho aislado, pues de inmediato partiría con el
delegado de la agricultura, presente en el análisis, a discutir la
incierta situación de 100 toneladas de piña en el municipio de
Songo-La Maya.
¿Hasta cuándo el descontrol y el irrespeto por el contrato nos
dejarán en el paladar el amargo sabor de las pérdidas y lo peor, el
daño a la población que recibe estos alimentos?