Las presiones para aplazar las elecciones parlamentarias y
convocar primero una Asamblea Constituyente crecieron hoy en Egipto,
a pesar de que el Gobierno nombró de forma interina a Mohamed Orabi
como ministro de Relaciones Exteriores.
Para sectores favorables a que los comicios legislativos se
realicen en la fecha inicialmente prevista de septiembre próximo, la
designación provisional de Orabi al frente de la cancillería se
asumió como puro trámite del gabinete para quitar presión al
caldeado tema electoral, reporta Prensa Latina.
El debate gana intensidad desde hace días dentro del amplio
espectro de propuestas y contrapropuestas para concretar la
transición democrática tras el derrocamiento en febrero de Hosni
Mubarak, pero afloran divergencias entre civiles, militares y
círculos islamistas.
Los líderes de la Hermandad Musulmana (HM), que recién fue
legalizada como grupo político con el Partido Libertad y Justicia,
insisten en aprovechar su solidez entre la ciudadanía para defender
la votación en la fecha prevista, confiados en que saldrían con
ventaja.
Incluso, el jefe de la HM, Sobhi Saleh, alegó ayer que el pueblo
desea transferir el poder a una administración civil, en interés del
país y remitió a quienes defienden posponer la fecha al referendo
constitucional aprobado con el 70 por ciento de votos en marzo
último.
Por su lado, el primer ministro interino, Essam Sharaf, se
decantó por diferir las elecciones y llamar a una Constituyente para
redactar una nueva Carta Magna que dé el marco legal y político
propicio para una efectiva transición democrática.
Las declaraciones a título personal de Sharaf, coincidente con el
anuncio del nombramiento del nuevo canciller, incomodaron a los
islamistas y a aspirantes a la presidencia del país como Mohamed
Selim Al-Awa, quien pidió destituir al mandatario por tales llamados
.
Es mera inutilidad, expresó Al-Awa al suscribir el criterio de la
HM de que la mayoría de la población votó por enmendar la última
Constitución y preguntarse porqué de repente hablar de una nueva .
La discusión le llevó incluso a recordar que la Junta Militar que
gobierna Egipto supuestamente carece de derecho para convocar a otro
referendo sobre el tema en tanto estaría violando la voluntad de la
mayoría, no obstante esa instancia avala el voto de septiembre.
Si bien todavía no ha asumido una postura definitiva respecto al
actual debate, el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (CSFA)
defiende que una nueva Carta Magna no debe elaborarse antes de las
parlamentarias y, probablemente, las presidenciales de finales de
año.
El argumento público es que las enmiendas adoptadas por más del
70 por ciento de los egipcios en el aludido referendo de marzo
reflejaron la voluntad del pueblo, aunque a lo interno existe dentro
y fuera del país temor a un peligroso protagonismo del
fundamentalismo islámico.
Con un extenso potencial de electores ganado durante más de 80
años de brindar útiles servicios sociales (salud, educación,
alimentación y viviendas) y espirituales (el Islam), la HM ganaría
fácilmente muchos escaños y podría marcar la pauta en el Gobierno y
en leyes futuras.