El estudio fue elaborado por 18 expertos que desde el 24 de mayo
han inspeccionado varias plantas atómicas del país, entre ellas la
de Fukushima Daiichi, donde la crisis desatada por el sismo y
devastador tsunami del 11 de marzo sigue abierta.
El resumen indica que a pesar de haber infravalorado los riesgos,
Japón difícilmente podría haber hecho más de lo que hizo tras el
accidente, con los sistemas de seguridad de la central dañados y
escasez de electricidad y personal en ese momento, según informa el
canal de televisión japonés NHK.
En cualquier caso, el documento expone la necesidad de que la
Agencia de Seguridad Nuclear (NISA), órgano regulador de la energía
atómica en Japón, tenga mayor autonomía, ya que depende del
Ministerio de Industria, que tradicionalmente ha promocionado las
centrales nucleares en el archipiélago.
El informe también recomienda que el país revise sus
procedimientos para enfrentar un accidente nuclear grave, basado en
el supuesto de que se dispondrá de suministro eléctrico, al
contrario de lo que sucedió en la central de Fukushima.
Mientras, el primer ministro japonés, Naoto Kan, se enfrenta a
una moción de censura en la Cámara Baja por su gestión de la crisis
en la planta nuclear.