Las lluvias favorecieron a los embalses de la provincia de
Guantánamo y en particular al Faustino Pérez, que amaneció hoy con
17 millones de metros cúbicos (m3) suficientes para abastecer
durante 150 días a esta ciudad.
A principios de mes apenas contaba con disponibilidad de agua
para tres meses la citada presa, responsabilizada también con la
regulación de las avenidas del Río Guaso, las cuales en mayo y
noviembre de 1993 y 1994 causaron millonarias pérdidas.
Juan Carlos González, subdelegado del Instituto Nacional de
Recursos Hidráulicos precisó que se beneficiaron de ese discreto
realce hidrológico las represas La Yaya y Jaibo, las mayores de la
provincia, actualmente con 141,8 y 101,2 millones de m3,
respectivamente.
Ambas se encuentran muy por encima del 80 por ciento de su
capacidad de llenado y se vigilarán durante el actual período húmedo
(mayo-octubre), cuyo clímax en Guantánamo corresponde al trimestre
septiembre-octubre-noviembre, el más propenso para el arribo de
huracanes al territorio, según González.
En ese trimestre, aseguró el entrevistado, puede ocurrir el
vertimiento conjunto de ambas obras hidráulicas y afectar al poblado
de Caimanera y otros enclavados en el sureste del valle de
Guantánamo.
El directivo opinó que las lluvias se han distribuido
equitativamente en los 10 municipios de la provincia, salvo en San
Antonio del Sur, donde radican los hoy deprimidos embalses Pozo Azul
y Los Asientos, en el valle de Caujerí, emporio agrícola distante 80
kilómetros de esta ciudad.
Señaló que no obstante las pobres precipitaciones ocurridas en el
lugar, la humedad prevaleciente en las montañas del macizo Nipe-Sagua-Baracoa,
propició la crecida del río Sabanalamar, el cual durante el pasado
viernes trasegó 700 litros por segundo hasta Pozo Azul.
Ese aporte, además de incrementar el volumen de esa presa,
permitió comprobar el correcto funcionamiento de los mecanismos del
trasvase Sabanalamar-Pozo Azul, alternativa para el abasto
sostenible a las cooperativas del valle, en la cual se han utilizado
alrededor de 18 millones de pesos.
La inversión favorecerá el nivel de vida de alrededor de cinco
mil 400 habitantes de esa fértil porción de tierra cubana, mediante
la disminución de los costos, el incremento de las áreas bajo riego,
y un aumento sustancial de la producción de hortalizas, viandas y
granos.