De
un tiempo a esta parte, ha proliferado con inusitada fuerza en
nuestro país una suerte de personaje, que ante cualquier dificultad,
señalamiento, recomendación o crítica, saca de la manga cual diestro
prestidigitador¼ una nueva fórmula para
resolver los problemas.
"No se preocupe, jefe. Ya concebimos una estrategia para
enfrentar la situación", afirma el llamado "pico de oro", que no
deja pasar una reunión sin ser el primero en adelantarse a soltar su
verborrea insulsa y envolvente, para conformar una pieza oratoria
digna de figurar, si existiera, en el museo de la demagogia.
Palabrería huera, falsas promesas, maniobras engañosas, ofertas
seductoras y mentiras encubiertas en datos indescifrables, entre
otras "virtudes", integran el arsenal del que disponen dichos
personajes.
Los hay que, fruto de cursos, diplomados o de lecturas
trasnochadas, no han hecho del conocimiento adquirido un medio para
perfeccionar su actuar cotidiano; sino que apenas han incorporado a
sus espléndidas disertaciones categorías enrevesadas, con la única
motivación de demostrarle al resto del auditorio su "erudición".
O sea, el dominio de principios económicos y de dirección
necesarios queda meramente en el discurso teórico, sin sustento de
aplicación práctica en la empresa o entidad.
"Lo que hace falta es hablar menos y trabajar más", respondería a
rajatabla un viejo ferroviario conocido por este reportero, cercano
en sus convicciones y en sus actos a la prédica martiana que
enaltece el hacer como la mejor manera de decir.
Se trata, por tanto, de educar con el ejemplo, persuadir con
resultados, convocar siendo el primero. Lo contrario es pura
fanfarronada, dirigida a impresionar y a embaucar.
El país necesita más de tácticos que estrategas, de aquellos que,
sobre la base de su profesionalidad, talento y consagración, saben
encontrar las vías más expeditas para coronar con éxito las metas
fijadas. Precisa más de quienes, lejos de demorarse en meditaciones
abstractas, apuran la búsqueda del cómo a través de decisiones
oportunas, siempre apoyados en los colectivos que dirigen.