La mejor manera de decir

Miguel Febles Hernández

De un tiempo a esta parte, ha proliferado con inusitada fuerza en nuestro país una suerte de personaje, que ante cualquier dificultad, señalamiento, recomendación o crítica, saca de la manga cual diestro prestidigitador¼ una nueva fórmula para resolver los problemas.

"No se preocupe, jefe. Ya concebimos una estrategia para enfrentar la situación", afirma el llamado "pico de oro", que no deja pasar una reunión sin ser el primero en adelantarse a soltar su verborrea insulsa y envolvente, para conformar una pieza oratoria digna de figurar, si existiera, en el museo de la demagogia.

Palabrería huera, falsas promesas, maniobras engañosas, ofertas seductoras y mentiras encubiertas en datos indescifrables, entre otras "virtudes", integran el arsenal del que disponen dichos personajes.

Los hay que, fruto de cursos, diplomados o de lecturas trasnochadas, no han hecho del conocimiento adquirido un medio para perfeccionar su actuar cotidiano; sino que apenas han incorporado a sus espléndidas disertaciones categorías enrevesadas, con la única motivación de demostrarle al resto del auditorio su "erudición".

O sea, el dominio de principios económicos y de dirección necesarios queda meramente en el discurso teórico, sin sustento de aplicación práctica en la empresa o entidad.

"Lo que hace falta es hablar menos y trabajar más", respondería a rajatabla un viejo ferroviario conocido por este reportero, cercano en sus convicciones y en sus actos a la prédica martiana que enaltece el hacer como la mejor manera de decir.

Se trata, por tanto, de educar con el ejemplo, persuadir con resultados, convocar siendo el primero. Lo contrario es pura fanfarronada, dirigida a impresionar y a embaucar.

El país necesita más de tácticos que estrategas, de aquellos que, sobre la base de su profesionalidad, talento y consagración, saben encontrar las vías más expeditas para coronar con éxito las metas fijadas. Precisa más de quienes, lejos de demorarse en meditaciones abstractas, apuran la búsqueda del cómo a través de decisiones oportunas, siempre apoyados en los colectivos que dirigen.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir