ISLAMABAD. — El Ejército de Pakistán protestó de forma enérgica
por el ataque que perpetraron este martes helicópteros de la OTAN
contra un puesto de control militar del área tribal de Waziristán
del Norte, con saldo de dos soldados heridos.
El vocero del alto mando castrense, mayor general Athar Abbass,
aseguró a la prensa en Islamabad que se trató de una violación del
espacio aéreo pakistaní, y anunció que se exigió una reunión con los
oficiales de la Organización del Tratado del Atlántico Norte
destacados en el país.
El incidente tuvo lugar en las primeras horas de la mañana de
este martes en la zona de Datta Khel, muy cerca de la frontera con
Afganistán.
Según versiones difundidas por la televisión local, los aparatos
dispararon contra el retén militar, e hirieron a dos de los guardias
de seguridad, quienes ripostaron el ataque.
Fuentes de la OTAN anunciaron desde la capital afgana que se
están investigando los hechos.
En septiembre de 2010, varios helicópteros de las fuerzas aliadas
desplegadas en Afganistán cruzaron la frontera común en persecución
de rebeldes afganos, y mataron a dos guardias pakistaníes.
Islamabad, que se considera un aliado de Washington y demás
potencias occidentales en la lucha contra el terrorismo, respondió
entonces a la agresión con el cierre temporal de sus carreteras a
las caravanas que transportaban suministros para las tropas de la
OTAN desplegadas en el país vecino.
El incidente de este martes ocurre, sin embargo, en momentos en
que relaciones entre Pakistán y sus aliados atraviesan por uno de
sus peores momentos, después de la muerte del jefe de Al Qaeda,
Osama bin Laden, a manos de un comando estadounidense el 2 de mayo
pasado en la ciudad pakistaní de Abbottabad.
Para Occidente resulta cuando menos sospechoso que bin Laden
viviera escondido durante cinco años en una mansión ubicada a tiro
de piedra de la más prestigiosa academia militar pakistaní, sin que
su presencia fuese detectada por los servicios de inteligencia
locales.
Pakistán consideró, por su parte, inadmisible que Estados Unidos
lo mantuviera al margen del operativo para matar al hombre más
buscado del mundo, y calificó la incursión de una violación de su
soberanía nacional.
Las quejas de Islamabad contra Washington fueron respaldadas por
el Parlamento local, que el sábado pasado condenó la operación
militar estadounidense.