Bajo la dirección de Rafael García, jefe de revisión tecnológica
de la Unidad Técnica Básica Talleres Ferroviarios de Cienfuegos, los
obreros acometieron una rehabilitación definida por ellos como
complicada, pues los pisos estaban podridos y llenos de socavones
los techos, ventanillas y escasos asientos no perdidos, también
mostraban un deplorable aspecto.
Las labores incluyeron la iluminación e incorporación de
ventanillas, muchas apedreadas por elementos vandálicos a lo largo
de cruces del trayecto entre ambas ciudades. Rafael definió de
"calamitoso" el estado técnico de los equipos de ese tren conocido
como 19-20, en el argot de los raíles y locomotoras.
Añadió que "el trabajo no estaba dentro de nuestro objeto social,
pues antes fueron atendidos siempre en una entidad de reparaciones
perteneciente a Caibarién, pero apremiados por la necesidad asumimos
la tarea y recuperamos los equipos, con un considerable ahorro de
tiempo, y con calidad".