La enfermedad renal crónica (ERC), un fallo de la función global
de ambos riñones, tiene en el momento actual un comportamiento
epidémico en crecimiento a nivel mundial, y estudios realizados en
Cuba demuestran que alrededor de un 10 % de la población adulta
puede llegar a presentar, en algún grado, una enfermedad del riñón.
El Doctor en Ciencias Médicas Jorge Pérez-Oliva Díaz, jefe del
Programa de Enfermedad Renal, Diálisis y Trasplante del Instituto de
Nefrología del Ministerio de Salud Pública, dijo ante la prensa que
las afecciones renales están "muy asociadas" a las enfermedades
crónicas no trasmisibles que ocasionan daño vascular, y citó
fundamentalmente la hipertensión arterial y la diabetes mellitus.
Por ello, subrayó, los médicos que se desempeñan en la atención
primaria tienen un importante reto: identificar tempranamente a los
pacientes con riesgo de desarrollar una ERC, a fin de "enlentecer"
la pérdida de la función renal, que conduce al tratamiento por
diálisis o trasplante.
La insuficiencia renal es asintomática hasta las etapas previas
al inicio del tratamiento con diálisis o trasplante. De ahí la
importancia de la detección temprana que depende de los controles
periódicos a la población con riesgo o la presencia de síntomas
específicos de daño renal, como son la sangre o proteínas en la
orina, orinas muy espumosas y la eliminación de mayor cantidad de
orina durante la noche que por el día.
También lo son la anemia de causa no precisada, el edema
(hinchazón) facial o de miembros inferiores y, en las etapas
avanzadas, puede aparecer sintomatología relacionada con cualquier
órgano debido a la afectación global que genera esta enfermedad.
El profesor Pérez-Oliva refirió que los trasplantes renales los
coordina el Instituto de Nefrología, y el país cuenta con 49
servicios en todas las provincias y el municipio especial de Isla de
la Juventud, donde son atendidos más de 2 600 pacientes con métodos
dialíticos, muchos de ellos en espera de un injerto. Hay 30
hospitales acreditados por el MINSAP para la obtención de órganos de
personas fallecidas, previo consentimiento familiar, y nueve
hospitales para realizar trasplantes.
Valoró el indeclinable apoyo del Estado cubano al desarrollo de
esos servicios que, por su alto costo, en la mayoría de los países
son privativos de las clases más pudientes. Puso como ejemplo que
una sesión de hemodiálisis, una técnica de remplazo de la función
renal que se realiza con auxilio de una máquina que es el riñón
artificial, cuesta alrededor de 100 dólares cada tratamiento. Y cada
paciente requiere como promedio 156 sesiones al año (tres semanales)
para un costo anual de 15 600 dólares.
La incidencia de nuevos pacientes con requerimientos dialíticos
en Cuba se comporta dentro de los rangos internacionales, con una
tasa de cien nuevos pacientes por millón de habitantes cada año.
Este 2011 los Institutos de Investigación de Salud Pública,
creados por la Revolución en 1966 con funciones investigativas,
docentes y asistenciales, cumplirán su aniversario 45.