Líderes políticos y parlamentarios de Irak denunciaron este
sábado presiones de Estados Unidos para tratar de extender la
presencia de sus tropas después de 2011, y urgieron al Gobierno a no
ceder a tales maniobras.
Los norteamericanos desean quedarse en Irak por un período mayor,
y están presionando al Gobierno irakí para que pida la extensión de
la presencia de sus tropas en el país por más tiempo, señaló el
dirigente de la Coalición de la región del Kurdistán (norte),
Mahmoud Othman.
Washington y Bagdad suscribieron en diciembre de 2008 un
denominado Acuerdo de Seguridad en virtud del cual los militares
estadounidenses dieron por concluidas sus operaciones combativas en
agosto de 2010, cuando también redujeron a casi 50 mil la cifra de
uniformados.
Dicho pacto estipuló igualmente que los actuales 47 mil soldados
norteamericanos en misiones supuestamente no combativas abandonen a
más tardar el 31 de diciembre próximo esta nación mesopotámica que
ocuparon en marzo de 2003 para derrocar a Saddam Hussein.
El gabinete iraquí no ha pedido la extensión de la presencia
militar hasta ahora, aseguró Othman al reconocer, sin embargo, la
existencia de sectores que creen que Irak no está preparado para
encargarse de su seguridad cuando salgan los uniformados foráneos.
Al respecto, abogó porque el tema no entre en los debates
políticos ni genere conflictos, y pidió dejarlo en manos del
Gobierno, que se reunirá y escuchará las opiniones de personas
eficientes, estudiará el caso atentamente y decidirá lo que es
necesario para los iraquíes.
Por su lado, el diputado Amir Al-Kinany, de la corriente leal al
clérigo chiita Muqtada Al-Sadr, afirmó que su bloque está convencido
de que Estados Unidos quiere que parte de sus tropas se queden en el
país después de 2011, con lo cual niega el espíritu del pacto de
2008.
Al-Kinany recordó la advertencia hecha hace poco por Al-Sadr de
que, si se produce la prórroga, reactivaría la milicia Ejército
Mehdi para volver a combatir contra los ocupantes extranjeros como
hizo de 2003 a 2007, y subrayó que rechazan la extensión bajo
cualquier forma.
Las presiones de la Casa Blanca a Bagdad se hicieron mucho más
evidentes el viernes durante la visita del jefe de Estado Mayor
Conjunto del Ejército norteamericano, Michael Mullen, la cual estuvo
antecedida por otra reciente del secretario de Defensa, Robert Gates.
Irak tiene solo semanas para decidir si desea mantener tropas
estadounidenses más allá del plazo de finales de 2011, comentó
Mullen a periodistas, a modo de ultimátum, después de reunirse aquí
con el primer ministro, el chiita Nouri Al-Maliki.
El jefe militar evitó hablar de cifras y tiempo extra que
eventualmente estarían los militares de su país, pero señaló que se
debe actuar muy rápido porque hay un problema físico con los 47 mil
hombres, además de muchos equipos que tomaría tiempo mover.