La exposición prenatal a plaguicidas utilizados en la agricultura
afectan la inteligencia de los niños, según resultados de tres
estudios publicados en la revista Enviromental Health Perspectives.
Los trabajos de larga data, realizados en Nueva York y en áreas
rurales de California, muestran que los hijos de mujeres expuestas a
insecticidas organofosforados, como el clorpirifós o el diazidón,
durante el embarazo obtenían peores resultados en pruebas de
conocimiento en comparación con otros niños.
La entrada de esos productos al organismo pueden ocurrir también
por el consumo de verduras o frutas, no obstante esa no es una
excusa para no ingerirlas, aclararon expertos del Hospital Mount
Sinai y la Escuela Mailman de Salud Pública, quienes recomiendan
lavar bien esos alimentos.
Según reporte de Prensa Latina, con la primera investigación se
analizó la exposición prenatal a pesticidas de 329 niños, cuanta más
trazas de esas sustancias se encontraron en la orina de las madres,
los menores obtuvieron resultados más bajos en pruebas de
conocimiento.
Otro estudio encontró evidencias similares, pero a una edad en
que el deterioro cognitivo es más visible, a los siete años.
De acuerdo con las investigaciones, un incremento de 10 veces de
organofosfonatos detectados en las mujeres se corresponde con una
disminución de 5,5 puntos en los test que miden el coeficiente
intelectual de los menores.
Así, un aumento de 10 veces más organofosfatos detectados en la
madre durante el embarazo se corresponde estadísticamente con una
reducción de 5,5 puntos en las pruebas de inteligencia que miden el
coeficiente intelectual a los siete años.
La investigación efectuada en Nueva York muestra que los niños
con un rango del 25 por ciento de exposición prenatal presentaban
una media de 5,5 puntos menos en pruebas de memoria.
Resultados parecidos se han obtenido en exámenes realizados a
niños de seis a nueve años.
Hay similitudes definitivas entre nuestros hallazgos, las cuales,
consideradas en conjunto, obligan a una cuidadosa consideración de
los efectos del pesticida", expresó Stephanie Engel, quien dirigió
la pesquisa en Mount Sinai.