La
vida y la obra de Vladimir Ilich Lenin constituyen, por sí mismas,
objeto de permanente admiración. En un día como hoy, en que
celebramos el aniversario 141 de su natalicio, los continuadores de
sus ideas sentimos el orgullo de calificarlas de imperecederas,
porque fue el fundador de una nueva época: Impuso al siglo XX el
sello infinito de la era de la revolución socialista al quebrar el
dominio de los explotadores en la atrasada Rusia zarista y crear, a
golpes de tesón y heroísmo colosales, el Primer Estado de Obreros y
Campesinos en la historia, lo que precipitó el desarrollo acelerado
de los movimientos revolucionarios y emancipadores en todo el
planeta.
Fidel en un discurso con motivo del Centenario del natalicio de
este revolucionario ejemplar, dijo:
Lenin es de esos casos humanos realmente excepcionales. La simple
lectura de su vida, de su historia y de su obra, el análisis más
objetivo de la forma en que se desenvolvió su pensamiento y su
actividad a lo largo de su vida, lo hacen en realidad ante los ojos
de todos los humanos un hombre verdaderamente —repito—
excepcional.
Nadie como él, fue capaz de interpretar toda la profundidad y
toda la esencia y todo el valor de la teoría marxista. Nadie como
él, fue capaz de interpretar esa teoría y llevarla adelante hasta
sus últimas consecuencias. Nadie como él, fue capaz de desarrollarla
y de enriquecerla en la forma en que él lo hizo.
Y es que entre los aportes sustanciales de Lenin al marxismo y al
progreso de la humanidad se destacan su teoría del imperialismo como
la última fase del desarrollo capitalista, la creación del Partido
de nuevo tipo, la revolución socialista y la dictadura del
proletariado, la relación indisoluble entre la liberación nacional y
la liberación social, los principios de la coexistencia pacífica y
la teoría sobre las vías de construcción del socialismo.
Los enemigos han tratado también de demonizarlo, pero nadie podrá
negar la dimensión histórica del pensamiento y la acción de Vladimir
Ilich Lenin, un Gigante político de su tiempo.