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Lázaro Cárdenas quiso combatir en Girón
CÉSAR GÓMEZ CHACÓN
Su rostro y su mirada son pura emoción. El diputado Adolfo Orive
acaba de pronunciar un discurso que ha sacado lágrimas en el
auditorio. En medio de una de las ovaciones, dijo humildemente: "si
siguen aplaudiendo, no voy a poder terminar", y su voz se entrecortó
conmovida.
No se trataba de un discurso más, de los tantos que le impone su
intensa labor como coordinador del Grupo Parlamentario del Partido
del Trabajo (PT) en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal de
México, sino de su intervención ante cientos de personas reunidas
este 14 de abril en la Embajada de Cuba en México, para conmemorar
el 50 Aniversario de la victoria de Playa Girón.
Terminado el acto, le pido convertir sus palabras en un regalo
para el pueblo cubano. Orive acepta gustoso.
Estos son los recuerdos de un hombre que es parte de la historia
común que une a Cuba y a México, testigo excepcional de aquellos
días estremecedores de abril de 1961.
UNA ÉPOCA, UNA MÍSTICA…
Imaginemos una época cuando las izquierdas teníamos mística,
tratábamos de cambiar la realidad, dejábamos nuestro trabajo y aún a
nuestras familias para lograr una realidad más justa, más
equitativa; cuando no pensábamos solo en elecciones y cargos de
representación popular.
Imagina una época en la que el socialismo real no solo no se
había desvanecido como un castillo de naipes y la poderosa URSS
(Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) no se había
desintegrado, sino que la inmensa mayoría de los pueblos, que en
aquella época nos llamábamos subdesarrollados, sabíamos que la
construcción del socialismo, el horizonte de esperanza, estaba al
alcance de nuestras manos.
Imaginemos una época en la que Mao Tse Tung y Ho Chi Minh
conducían a sus pueblos en la construcción de realidades
anticapitalistas, Patricio Lumumba luchaba por la liberación del
Congo, y Fidel Castro y el Che Guevara estaban dedicados cada hora
del día y de la noche a luchar por un mundo mejor.
Es la época cuando el General Lázaro Cárdenas construía en México
el movimiento de liberación nacional. No hace de esto muchos siglos,
sino apenas 50 años.
Dos años y poco más de tres meses, antes de ese 15 de abril de
1961, las dos columnas revolucionarias encabezadas por el Che
Guevara y Camilo Cienfuegos habían tomado La Habana, y ocho días
después Fidel Castro, arriba de un tanque, volteaba la cabeza y le
preguntaba a su íntimo amigo: "¿Voy bien Camilo?".
En dos años y tres meses de responder, siempre para adelante, a
las necesidades del pueblo cubano, Fidel había podido llegar a crear
una coyuntura en la que, ante una plaza llena, le preguntaba a más
de un millón de compatriotas: ¿Están de acuerdo con la Reforma
agraria? ¿Están de acuerdo con la Reforma Urbana? ¿Están de acuerdo
con todas las medidas que el gobierno revolucionario ha tomado?". Y
ante la aprobación unánime de la gente, él les contestó: "Esto que
estamos viviendo, se llama ¡socialismo!".
LÁZARO CÁRDENAS SE VISTIÓ DE CAQUI Y SE ENFUNDÓ UNA 45…
Meses antes de ese 17 de abril de 1961, el gobierno
estadounidense había reunido a unos 1 100 mercenarios para
entrenarlos, primero en Miami y luego en Guatemala, para llevarlos a
invadir la isla de Cuba, desembarcándolos en Playa Girón, la que
ellos llamaban Bahía de Cochinos.
Ese mismo 17 de abril de 1961, el General Lázaro Cárdenas, uno de
los más grandes mexicanos de nuestra historia, se vistió de caqui,
se enfundó una 45 al cinto y, parado en la sala de su casa, ahí en
la calle de Andes, nos esperaba a un grupo de jóvenes mexicanos que
estábamos decididos a acompañarlo en la brigada internacional;
brigada que se transportaría ese mismo día a Cuba, para acompañar a
Fidel y al pueblo cubano en la defensa de su soberanía.
Un DC3 proporcionado por un amigo del General nos esperaba en la
cabecera de la pista del aeropuerto de la Ciudad de México, pero no
contábamos con los celos del entonces Presidente de la República,
que no estaba dispuesto a ver crecer la figura internacional de
Lázaro Cárdenas.
Pasaban las horas y las noticias de lo que realmente sucedía en
Playa Girón nos eran desconocidas. Para nosotros, jóvenes en esa
época, la urgencia de estar en la lucha era todo: la vida no se
pensaba; la soberanía de la patria, la emancipación de los pueblos
era lo que primaba.
Mientras tanto el General seguía usando todas sus influencias y
relaciones para presionar al Presidente a fin de que dejara despegar
al DC3. Así, con la tensión de quien quiere dar la vida para salvar
la soberanía de una patria hermana y la honra de los pueblos
latinoamericanos, que tantas veces en la historia había sido mellada
por las tropas invasoras de los imperios, pasaron dos largos días.
Y, al tercer día, como por arte de magia, arte de magia hoy
desconocido por los jóvenes actuales que tienen acceso a las
noticias mundiales en tiempo real, nos llegó una imagen de un joven
cubano, corpulento, de 1.90 de estatura y con 34 años de edad,
saltando de una tanqueta y gritándole a su pueblo: "¡Victoria,
derrotamos a los mercenarios del imperio del Norte!". Era, por
supuesto, Fidel Castro.
CONCENTRACIÓN POR LA SOBERANÍA EN EL ZÓCALO
El General Cárdenas nos reunió, en su despacho, al pequeño grupo
que integrábamos la que quería ser brigada internacional y nos
indicó que debíamos realizar una gran concentración en el Zócalo. La
mayoría de nosotros éramos dirigentes estudiantiles y pudimos
convocar, en horas, a miles y miles de mexicanos, la mayoría
jóvenes, cuyo corazón había estado latiendo durante 72 horas, al
mismo ritmo de los latidos del pueblo cubano.
Estaba ya oscureciendo cuando el General Cárdenas llegó al
Zócalo. Ya estando en la plaza mayor de la República, el gobierno
federal nos cortó todas las fuentes de energía, y con el Ejército,
cercó todas las calles que llegaban al Zócalo.
Teníamos que hacer algo para escuchar las palabras del General
Cárdenas, que además hablaba muy bajito. Así es que acercamos un
coche al centro de la plaza, nos sentamos a su alrededor, y subido
él en el techo, con la vehemencia que le dieron la historia de su
entrega a las mejores causas de los pueblos y su propia consciencia,
nos infundió, una vez más, la importancia de luchar por lo que
significa la patria, la soberanía de los pueblos y la lucha por la
equidad; valores, todos ellos, que se están perdiendo en el mundo
neoliberal de ahora, a pasos vertiginosos.
EN CUBA, DOS DÍAS DESPUÉS DE GIRÓN
Un par de días después, el gobierno revolucionario de Cuba nos
invitó a los voluntarios a conocer su país: fue un privilegio para
quienes éramos sus hermanos de lucha. Apenas aterrizamos en el
aeropuerto José Martí nos llevaron a Playa Girón y todavía nos tocó
entrevistar, con las viejas grabadoras de entonces, a uno de los
últimos mercenarios que estaba saliendo de la zona pantanosa,
aledaña a la playa. Nos contó cómo fueron entrenados y cómo, según
él, habían sido engañados respecto al pueblo cubano y cómo este,
supuestamente, se levantaría en masa para derribar al gobierno
revolucionario.
Días después, un evento en un gran teatro de La Habana. Los
congregados: latinoamericanos, europeos, asiáticos, africanos, todos
esperando a Fidel, que por cierto y dicho con todo respeto, era poco
puntual.
De repente nos invadió a los más de mil asistentes, el ánimo
revolucionario cubano y sin conocernos entre nosotros, hicimos una
larga fila de internacionalistas, y empezamos a bailar, cantando:
"Fidel, Fidel, qué tiene Fidel que los norteamericanos no pueden con
él".
Luego de muchos minutos llegó Fidel. Nos explicó, durante horas,
los momentos fundamentales de la Revolución que estaban
construyendo, como decían los poetas de los 30: golpe a golpe, verso
a verso; porque no solo el camino se estaba haciendo al andar,
también el caminante.
Luego, en un salón relativamente pequeño, unos 10 ó 15 de
nosotros, estuvimos platicando horas y horas, en corto, sobre la
Revolución Cubana con el Che y Raúl. El tema, claro, era lo que se
estaba haciendo en Cuba para construir el socialismo, y también lo
que todos pensábamos para la transformación revolucionaria de
nuestros respectivos países.
Para finalizar, nos obsequiaron tres semanas recorriendo los
campos y las ciudades de la isla, platicando horas y horas con
campesinos y trabajadores sobre lo que, como protagonistas ellos,
habían destruido del viejo régimen y cómo estaban participando en la
construcción de uno nuevo, en el cual ellos serían los sujetos de la
historia.
FIDEL Y LOS CUBANOS HAN SEGUIDO GANANDO BATALLAS
Ya Ho Chi Minh, Giap y el pueblo vietnamita habían derrotado al
imperialismo francés, en 1957, pero el 19 de abril de 1961 Fidel
Castro y el pueblo cubano derrotaron, en la primera batalla, a los
enviados del imperialismo estadounidense y cada día, desde 1962,que
se impuso el bloqueo, han seguido ganándole batallas al máximo
imperio del siglo XX.
Por eso, un día como hoy, desde México, podemos decir: ¡Viva la
Victoria de Playa Girón! Vivan los pueblos soberanos de América
Latina! |
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