WASHINGTON, 1 abril.— Estados Unidos ve amenazada su
competitividad económica, cada vez más opacada por el destacado
papel de China en el escenario mundial y la creciente presencia de
esa nación en Latinoamérica.
Esa potencia mundial en los últimos dos años perdió su lugar de
principal socio comercial de Brasil, al ser desplazada por el país
asiático, que en 2010 se convirtió en el mayor inversionista en el
gigante sudamericano, dijo PL.
Según datos recientes, el 60 por ciento de las exportaciones
latinoamericanas a China salen de Brasil y Chile, reconocen las
propias autoridades estadounidenses.
El G-20 ve con buenos ojos la inclusión del yuan en la cesta de
monedas utilizada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), dijo
esta semana la ministra francesa de Economía, Finanzas e Industria,
Christine Lagarde.
En un seminario en China de las 20 economías más ricas y las
emergentes (G-20), se consideró que el yuan debe formar parte del
Derecho Especial de Giro (DEG, o SDR por sus siglas en inglés).
Este último sólo lo integran el dólar estadounidense, el euro, el
yen y la libra esterlina.
En un reciente discurso sobre el estado de la Unión, el
presidente norteamericano, Barack Obama, llamó a sus conciudadanos a
mantenerse unidos con el objetivo de mejorar la competitividad del
país en una economía global cambiante, sostuvo.
El mandatario calificó de asuntos clave paliar los "efectos
perturbadores de la globalización" y mejorar la posición de Estados
Unidos respecto a potencias como India y China, segunda economía
global.
Los ciclos de recesión en Estados Unidos, ingentes déficits
fiscal y comercial, deuda pública de más de 14 billones de dólares,
y otros signos negativos, motivan que muchos se pregunten si ella
está en decadencia.
Las consecuencias del gigantesco débito para la nación podrían
ser catastróficas, advirtió el secretario del Tesoro, Timothy
Geithner.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), que agrupa a cerca de 30 países ricos, esa deuda
se equipara con el 92,8 por ciento del producto interno bruto (PIB)
de Estados Unidos.
Expertos en el orbe consideran crítico cualquier débito de una
nación por encima del 60 por ciento del PIB.
Para no pocas figuras prominentes, la nación norteña pierde cada
vez más terreno en el ámbito empresarial mundial.
De acuerdo con la revista Fortune, ese país en 2008 registró la
cantidad más baja de su historia en la relación de las 500 firmas
más exitosas en innovación tecnológica.
Entretanto, las compañías chinas registraron una creciente
presencia en el ranking en muchos sectores.
Por otra parte, el grupo de distribución Wal-Mart, pasó del
primer escaño al tercero, mientras que la petrolera Exxon Mobil se
vio desplazada por su competidor el gigante anglo-holandés Royal
Dutch Shell.
En cuanto a la innovación y competitividad, en una lista de los
20 países más destacados, aparece en primer lugar Singapur, seguido
de Suecia, Luxemburgo, Dinamarca y Corea del Sur.
Sin embargo, en tal importante aspecto la mayor potencia global
quedó situada en una sexta posición.
El mandatario norteamericano no oculta su preocupación por esa y
otras señales, como un abrumador desempleo de más de 9,4 por ciento.
También la suscitan la creciente pobreza y el deterioro de
índices educaciones y otras dificultades en los propios Estados
Unidos.
Tal vez por ello no son fortuitos sus frecuentes llamados a
levantar la imagen competitiva del país, comentan expertos.