La situación en la central nuclear de Fukushima sigue siendo "muy
imprevisible", admitió este viernes el primer ministro japonés,
Naoto Kan, tras señalarse una posible avería en la vasija que
contiene las barras de combustible del reactor número 3.
"Estamos actuando para impedir que la situación empeore.
Necesitamos seguir siendo sumamente vigilantes", dijo Kan en una
rueda de prensa.
"Trabajadores de TEPCO, de las Fuerzas de Defensa Civil, de la
policía y los bomberos de Tokio y Osaka y otras áreas están
arriesgando sus vidas" en la batalla para controlar la situación en
Fukushima, dijo el primer ministro.
"Es posible que la vasija que contiene las barras de combustible
en el reactor 3 esté averiada", declaró a la AFP un
responsable de TEPCO.
"Sustancias radiactivas se dispersaron lejos del reactor", indicó
por su parte Hideyuki Nishiyama, portavoz de la Agencia japonesa de
Seguridad Nuclear.
De otro lado el número de muertos confirmados después del sismo y
el tsunami registrados el 11 de marzo en el noreste de Japón supera
los 10 000, transcurridas dos semanas desde la catástrofe, indicó el
viernes la policía japonesa.
Según las últimas estadísticas publicadas el viernes, la policía
indicó que 10 035 muertos fueron confirmados y que 17 443 personas
están desaparecidas. La cantidad de heridos es de 2 775. Las
operaciones de enfriamiento de los reactores de Fukushima podrían
durar al menos un mes más, informó el viernes la TEPCO.
"Todavía estamos evaluando los daños en la central y no podemos
fijar la fecha en que funcionarán los equipos de refrigeración.
Podría llevar aún más de un mes, quién sabe", declaró a la AFP
un portavoz.
La Agencia japonesa de Seguridad Nuclear anunció por otra parte
que no descarta la posibilidad de subir el nivel de gravedad del
accidente de Fukushima, actualmente 5 en escala de 0 a 7.
Las operaciones para reactivar los sistemas de enfriamiento
fueron suspendidas parcialmente tras la irradiación anunciada el
jueves de tres empleados que trabajaban en un edificio donde se
encuentra la turbina, distinto del edificio del reactor 3, añadió el
portavoz de TEPCO.
La Agencia japonesa de Seguridad Nuclear reprochó a TEPCO no
haber tomado las medidas necesarias para proteger a sus técnicos que
luchan noche y día, al lado de centenares de bomberos y soldados,
para evitar una catástrofe nuclear.
Escapes radiactivos continuaban en los cuatro reactores más
seriamente averiados, alimentando el temor de una contaminación de
la cadena alimentaria y del agua en la región de Tokio, donde viven
35 millones de personas, e inclusive en el extranjero.
La venta de algunas legumbres verdes y de leche cruda en al menos
cuatro de las gobernaciones situadas en los alrededores de la
central de Fukushima ha sido prohibida, mientras que el agua del
grifo ha sido desaconsejada para los niños pequeños en una docena de
localidades.
El ministerio de Salud ha reforzado igualmente los controles
sobre los peces y mariscos pescados en cercanías de la central.
En Tsukiji, el mercado de pescado más grande del mundo, situado
en la bahía de Tokio, la actividad ha disminuido.
El miedo a las radiaciones nucleares se ha extendido también al
resto del planeta.
El número de visitantes extranjeros que llegan al aeropuerto
internacional de Narita, cerca de Tokio, disminuyó en un 60 % entre
el 11 y el 22 de marzo, con respecto al mismo periodo del año
pasado. Unos 20 000 extranjeros salieron del país al mismo tiempo.
Estados Unidos, Australia, Canada y Rusia, China y Corea del Sur,
así como varios países de Asia y los 27 de la Unión Europea,
decretaron controles sobre los productos frescos provenientes del
noreste de Japón, que prácticamente no tienen ahora salida en el
exterior.
Como un signo del nerviosismo que reina, dos japoneses fueron
hospitalizados el miércoles a su llegada a China en un vuelo
comercial procedente de Tokio porque presentaban "un grave" índice
de radiactividad, anunció el viernes la administración china
encargada de la seguridad y la cuarentena.