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Rubalcaba, presente; Barbarito, siempre
Omar Vázquez
omar.vc@granma.cip.cu
Danzón
Habana 2011 trajo esta semana a la escena de la sala Covarrubias del
Teatro Nacional momentos que dan cuenta no solo de la vigencia del
género, sino de su renovada capacidad para animar una buena velada
de concierto.
Al frente de una formación de altísimo nivel, el maestro
Guillermo Rubalcaba, con su dominio del violín y del piano, revivió
clásicos como El Niche, de Félix Reyna, y El matancero,
de Israel López (Cachao). Resultó admirable disfrutar su vitalidad
creativa cuando llevó a los aires danzoneros, con frescura y
modernidad, el célebre segundo movimiento del Concierto de
Aranjuez, de Joaquín Rodrigo.
Pablo
Diez, defensor del legado de su padre, el eterno Barbarito.
Ante la Orquesta Barbarito Diez, surgió lógicamente una
interrogante: ¿Sabría situarse a la altura del enorme legado
recibido? La respuesta no se hizo esperar. Los seguidores del
cantante ejemplar despejaron favorablemente la ecuación respaldados
por la calidad y la entrega en cada ejecución, bajo la dirección del
bajista Jorge Machado, un experto en formaciones charangueras. Pablo
Diez, hijo de Barbarito, le hace honor al apellido, con su bien
timbrada voz y exquisito melodismo.
De los visitantes, el público apreció a la yucateca Lenny
Sánchez, a quien ya conocía por sus actuaciones en Boleros de Oro.
Por eso no extrañó que danzoneara el Quiéreme mucho, de Roig. |
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