Cine y negocio

ROLANDO PÉREZ BETANCOURT
rolando.pb@granma.cip.cu

Primero el terremoto, luego el tsunami, y ahora la crisis nuclear que sigue atenazando a Japón, han sacado a la luz un dato revelador relacionado con la pantalla: las producciones de Hollywood exhibidas en ese país el pasado año reportaron entradas en taquilla de 2 mil 500 millones de dólares, lo que convierte a Japón en el primer mercado internacional de la cinematografía estadounidense, muy por delante de Francia, que es el segundo, con poco menos de mil 800 millones.

Según datos dados a conocer por el Box Office, entidad que controla cuanto número se vincule a la cinematografía, el dinero proveniente de los espectadores nipones representa el diez por ciento de los ingresos de Hollywood fuera de los Estados Unidos, por lo que productores y personeros vinculados a la llamada "industria del entretenimiento" toman medidas urgentes, no solo vinculadas al hecho de que el 15 por ciento de las salas de cine de Japón permanecen cerradas, sino también a que la sensibilidad de lo que se expone debe ser un factor de primer orden en los días, semanas, meses y hasta años por venir.

Ya se informó en esta misma página cómo la cinta Más allá de la vida, lo último de Clint Eastwood, fue levantada de los cines porque arranca con una escena que recrea el tsunami de Indonesia del 2004. La superproducción china Aftershock, acerca del terremoto que azotó la ciudad de Tangshan en 1976, debía estrenarse este 26 de marzo, pero fue desaparecida de cartelera y nadie se atreve a hablar de ella.

No se trata solo de la vieja afición de los japoneses por los filmes de catástrofes, un tema y un gusto que habría que ver por los rumbos que transita a partir de ahora.

Los espectadores de ese país no parecen muy interesados en acudir al cine y es lógico que así sea porque afuera late el peligro.

Las 3 000 salas de Japón (pequeñas la mayoría, según lo que se estila en la exhibición internacional), aun descontando ese 15 por ciento cerradas por falta de electricidad, han estado muy lejos de cubrir los costosos estrenos de Hollywood.

¡La debacle!, se ha filtrado el grito proveniente de las grandes casas productoras norteamericanas y las cifras así lo demuestran: La última entrega de Las Crónicas de Narnia, un tipo de superproducción que suele arrasar en Japón, se desplomó en taquilla en un 66 por ciento. Lo mismo sucedió con la gran ganadora del Oscar de este año, El discurso del rey, que luego de las catástrofes cayó a un 72.5 por ciento.

Un filme de Sony con un altísimo costo de producción, Battle: Los ángeles, anunciada para estrenarse este primero de abril, ya fue retirado por las muchas escenas de destrucción masiva que trae en la trama.

Las cancelaciones de estrenos como el último Piratas del Caribe están a la orden del día en Japón porque las costosas producciones responden a una dinámica que juega con la propaganda internacional, y el mercado recauda gran parte de las ganancias precisamente en esos primeros días, en que las audiencias inducidas sienten una necesidad enorme de ir corriendo a ver lo último.

Los momentos difíciles vividos por Japón vienen ahora a romper la planificada cadena de estrenos norteamericanos que desde hace muchos años dominan con una avaricia mitológica las pantallas del mundo.

De ahí que en Hollywood haya nerviosismo, reuniones, planes de contingencias, cuentas de suma y resta, mientras los negociantes del cine siguen prendidos a las noticias del día a día.

 

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