¿Eliades
Ochoa bolerista? Sí señor. A la vuelta de la esquina, el próximo
verano, el sonero y trovador santiaguero estrenará su primer disco
dedicado íntegramente a esta especie de la canción cubana. Será la
entrega inicial de una trilogía de discos pactados con la EGREM para
este 2011, que continuará con un álbum de sones, changüíes y
guarachas y otro instrumental. Este que viene ahora lleva un título
evidente, Un bolero para ti.
Quien
integró la nómina original de Buena Vista Social Club a mediados de
los 90 y acaba de cosechar un rotundo éxito internacional en la
primera fase promocional de Afrocubismo, reunión de creadores
africanos y cubanos que mereció a fines del 2010 el premio a la
Mejor Música del Mundo conferido por la Nacional Geographic Society,
lleva varios jornadas de encierro en los estudios de la EGREM de la
calle 18, en Miramar, al tanto del proceso de mezcla de su nuevo
disco.
El diálogo con Granma, desde luego, tuvo como punto de
partida tal novedad.
¿Cómo se te ocurrió hacer un disco de puros boleros?
"Era algo que me venía rondando desde hace tiempo. Un reto que me
debía a mí mismo y coincidió con la disponibilidad y el deseo de la
EGREM."
¿Qué dirás a los que piensen que esta incursión tuya en el bolero
es tardía?
"Recordaría mi origen, en medio de la Loma de la Avispa, en la
serranía oriental. Mis padres gustaban mucho de los boleros. Y
cuando de muchachito bajé a la ciudad a finales de los años 50 y
comencé a meter cabeza en la música para ganar unos centavos, a la
gente había que meterle lo mismo un son, que una guaracha, que un
bolero. Estos últimos estaban de moda en las victrolas. Siempre han
cantado al amor o el desengaño. Toda persona tiene más de un bolero
en su vida."
¿De lo que me cuentas puede inferirse que llevas el género en tu
código genético?
"Se dice que casi todos los cubanos llevan a ese género en la
sangre y en mi caso, como no tengo problemas de circulación, el
bolero me llega en toda su extensión. Hablando en serio, en la
medida que uno va ahondando en el camino de la trova, se da cuenta
de que los géneros y estilos se cruzan y complementan: de la trova
al bolero y del bolero a la trova. Desde que me integré en el
Cuarteto Patria, que hoy es un conjunto, entre sones y guarachas,
hubo siempre boleros. Después de Buena Vista Social Club, también.
Es una cosa tremenda: ya sea en Australia o en Alemania, en Italia o
en Inglaterra, después que me piden Píntate los labios, El cuarto
de Tula, y El carretero, no faltan voces que reclaman:
"¡Pena, pena!", para referirse a Negrura, el famoso tema de
Chucho Cisneros. Con esto quiero decir que un disco como este no es
un accidente, sino consecuencia natural de mi quehacer artístico."
¿De qué manera fuiste armando el disco?
"Consideré varias piezas, de mucho valor hasta que me quedaron
12. Negrura, por supuesto, pero también La vida es un
sueño, de nuestro Arsenio Rodríguez, que todavía me parece ver
el rostro de mi madre cuando la canto, de tanto que le gustaba a
ella ese número. Hay compositores clásicos de otros países, como la
mexicana Consuelo Velásquez y el puertorriqueño Rafael Hernández.
Porque Cuba comparte el bolero con el Caribe. Por ahí está un tango
que Rolando Laserie convirtió en bolero y es como un terremoto,
Las 40. Y otro bolerón inolvidable, Envidia, que lo cantó
Antonio Machín y lo compuso un español, Gregorio García Segura. En
realidad, son 15 temas los del disco, pues incluí tres míos, entre
ellos el que le da título."
En cuanto a las orquestaciones, ¿habrá resonancias tradicionales
o enfoques novedosos?
"Antes debo hablarte de la dinámica del disco. Cuidamos de que
hubiera un balance entre las piezas en tono mayor y tono menor,
porque como sabes, con el primero se identifican la fuerza, el
optimismo, mientras el otro saca una veta melancólica. Desde hace
algún tiempo trabajo con Geovanis Alcántara, un talentoso pianista y
orquestador santiaguero. Por un tiempo dirigió al conjunto Son 14 y
ha hecho trabajos para varias orquestas en América Latina. Es de
esos jóvenes con formación académica, que cuando salían por la tarde
del conservatorio Esteban Salas, se detenían en la casa de la Trova
a escucharnos. Geovanis le ha puesto cabeza al disco para que su
instrumentación sea variada y el oyente siempre tenga una sorpresa
agradable."
¿Cómo te gustaría que el público recibiera esta entrega?
"Con el mismo sentimiento que yo trato de impregnarle a cada
tema. Este es un género que refleja directamente el estado de ánimo.
Pero al mismo tiempo, cada bolero tiene algo de novela. Si no te la
crees, es mejor que no se la cuentes a los demás."
¿Cuáles son las próximas estaciones de Eliades Ochoa?
"No voy a parar en lo que resta de año. Debo cumplir compromisos
en México, donde seleccionaron un tema mío para presentar una
telenovela de TV Azteca, y en Colombia. Por nada me voy a perder en
mayo el Cubadisco en mi Santiago. Faltan por grabar los otros dos
álbumes con la EGREM, para mí tan interesantes como este de boleros.
El caso es que en el de ritmos variados me haré acompañar por la
Banda del Jigüe, una orquesta en la que Alcántara ha puesto de
acuerdo a gente joven para darle gusto a este veterano que te habla.
Y a partir del segundo semestre viene tremenda marcha por Asia,
África, Europa y Norteamérica para seguir promoviendo Afrocubismo.
Está en planes que este proyecto se presente más temprano que tarde
en Cuba."
Viéndote y escuchándote, ¿compartirías con los lectores la idea
de que, como en ese tema tuyo, estás como nunca?
"Soy un hombre de suerte, pero a la suerte hay que ayudarla con
trabajo y dedicación. Cuando voy de gira, me satisface saber que
cada vez son mayoría los jóvenes que asisten a mis conciertos. Sé
que lo hacen por la pujanza de la cultura musical de nuestro país.
Los músicos cubanos de las más recientes generaciones se me acercan.
Lo del Mamífero nacional, con Buena Fe, se ha convertido en
un fenómeno. Trabajé también con David Blanco. Cuando de muchacho
comencé en la música, pasaba el sombrero para vivir. Ahora lo que
deseo es vivir más para dar más música. ¿Un deseo? Te lo dije en una
entrevista hace algún tiempo y todavía estoy esperando. No me quiero
despedir del canto sin hacerlo en la escalinata de la Universidad de
La Habana para los estudiantes. ¿Será posible, chico?"