Talento al pie del horno

Con una parte del viejo equipamiento, productos ociosos y mucho ingenio, el control automatizado ha vuelto a la producción de barras corrugadas

Pastor Batista Valdés

Cobijado por su casco protector, Yoel Pupo Fernández no se confía, pero admite que hoy trabaja mucho más tranquilo, menos tenso que años atrás, cuando de repente podía ocurrir cualquier irregularidad sin ser captada a tiempo por la obsoleta tecnología destinada al control de la combustión en el horno metódico para el calentamiento del metal en la producción de barras corrugadas, del Laminador 200 T, en las Tunas.

Foto del autorEl funcionamiento de esta línea es muy importante para el proceso inversionista en el país.

A jefes de brigada, operarios, técnicos y directivos de allí les martillaba —por demás— el temor de no hallar equipamiento en caso de roturas, como consecuencia precisamente de esa obsolescencia tecnológica. De hecho, durante más de un año, el proceso de combustión estuvo funcionando de forma manual, con gastos superiores en el consumo energético.

MENTE POSITIVA

Acertada fue la idea de buscar una solución dentro de la propia empresa (ACINOX Las Tunas). Para eso funciona en ella un grupo de automatización, sólidamente preparado.

La respuesta, según explica el joven ingeniero Guillermo González Yero, no se hizo esperar. "Lo primero fue recuperar los equipos rotos. El saldo habló por sí mismo: el consumo de fuel oil bajó de 75,5 a 57,7 kilogramos por tonelada de cabilla producida.

"Pero los integrantes del equipo multidisciplinario no estábamos satisfechos, porque se mantenía el problema del envejecimiento tecnológico. Había que transformar la instalación para poder registrar el comportamiento de parámetros fundamentales en el proceso, algunos de ellos con deficiencias según el diagnóstico que habíamos hecho al principio."

Así surgió y materializó este proyecto que hoy asegura el funcionamiento integral y automatizado del horno metódico, sobre la base de una búsqueda cuidadosa, a tono con las mejores experiencias a escala mundial, pero sobre todo con la cooperación vital de tecnólogos, mecánicos, soldadores, electricistas y obreros con probado conocimiento del taller.

Según explica Guillermo, la introducción de nuevas variables en materia de automatización, no solo permitió supervisar y controlar íntegramente el desempeño del horno metódico, sino también acceder a información en el resto de la secuencia productiva, tales como el trío de laminación (cuyo motor sufrió una avería el pasado año y tuvo inactiva a la fábrica durante varios meses), la red de motores instalados en la línea de laminación y otras áreas.

Al insertar nuevas variables, se ha logrado medir de forma adecuada la corriente de todos esos motores, la temperatura del agua: fuera de control preciso hasta entonces, la presión y otros parámetros.

MÁS OPTIMIZACIÓN, MENOS PÉRDIDA

No consideran concluida su obra los protagonistas del proyecto. Saben que de cara al futuro cercano, puede lograrse allí el riguroso Nivel II de automatización para el seguimiento del flujo productivo. Para ello se ha incorporado equipamiento: recuperado en parte allí mismo, sacado de almacenes donde permanecía en calidad de producto ocioso, o adquirido a un costo relativamente bajo.

El asunto está ahora en seguir obrando paso a paso, con seguridad, ajustando detalles, para evitar el más mínimo error.

Este empeño debe conducir a un control cada vez más exacto sobre la cantidad de palanquilla que entra y sale del horno, la que se lamina, comportamiento de las pérdidas y otros asuntos que inciden de modo directo en la eficiencia.

Rejuvenecido por el talento tunero, el horno metódico ha echado a andar al ritmo de la marcha reiniciada por el Laminador 200 T luego de varios meses de paralización en el proceso, a causa de roturas en un motor.

Aires nuevos se respiran entre la ardiente temperatura que genera el laminado. Yoel Pupo Fernández avanza hacia la pizarra central y se siente como niño frente a juguete nuevo. ¡A cuidarla, pues y a sacarle el mayor provecho! Impedir que se vuelva a "corrugar" el horno metódico será la mejor respuesta para que la fábrica siga aportando los crecientes volúmenes de barras corrugadas que demanda el proceso inversionista en todo el país.

 

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