Nacido de esfuerzos de integración y desarrollo social, el Banco
de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)
entra en su cuarto año de gestión con ambiciosos proyectos para
satisfacer necesidades humanas.
Bajo el objetivo supremo de reducir asimetrías, la institución
fundada en enero de 2008 por Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela
busca saldar deudas históricas con políticas que la convierten en un
paso hacia una nueva arquitectura financiera regional.
Pruebas de su naturaleza diferente son los proyectos que impulsa,
llamados grannacionales para desde su propio nombre tomar distancia
de las transnacionales, representantes de décadas de exclusión,
injerencia y depredación ambiental.
El Banco del Alba se distingue de la manera tradicional de hacer
banca, porque su fin es la inversión social para erradicar la
pobreza y las desigualdades, explicó a Prensa Latina el secretario
ejecutivo del ALBA, Amenothep Zambrano.
De acuerdo con el funcionario venezolano, en 2011 la entidad
priorizará a grannacionales de educación, cultura y salud, a partir
de asignaciones por más de 30 millones de dólares.
Las iniciativas en materia de educación complementan programas de
reconocido éxito, como la alfabetización, la cual ha beneficiado ya
a más de tres millones de personas en la región, precisó.
Según Zambrano, Ecuador y Nicaragua reciben apoyo en los
esfuerzos por liberar de iletrados su territorio, mientras Bolivia
cuenta con respaldo para seguir avanzando en la post-alfabetización.
Esos no son los únicos proyectos para nuestros pueblos, porque en
la mira también están el aumento de la tasa de escolarización y la
lucha contra la deserción de las aulas, apuntó.
Al igual que la educación, la cultura continuará este año en el
centro de las políticas integracionistas de la alianza creada en
diciembre de 2004 por los líderes Fidel Castro y Hugo Chávez.
La producción editorial, discográfica y audiovisual, la enseñanza
de las artes y la entrega de premios a figuras cimeras de las letras
latinoamericanas y caribeñas sobresalen entre las áreas de la
grannacional dirigida a romper la hegemonía impuesta por la llamada
industria del entretenimiento, de factura fundamentalmente
estadounidense.
El Banco del ALBA financia programas que potencian la unidad de
los creadores, artistas, intelectuales, instituciones y movimientos
sociales, frente a las corrientes pseudos culturales enajenantes,
señaló Zambrano.
Respecto a la salud, el dirigente destacó la grannacional
encargada de establecer un registro de medicamentos para fabricarlos
y distribuirlos a precios asequibles.
Tenemos muchas expectativas en ese proyecto, porque las
inversiones comienzan a dar sus primeros frutos con una lista de
fármacos que ya pueden ser fabricados a bajo costo en beneficio de
habitantes de la región tradicionalmente marginados, dijo.
Otras iniciativas financiadas por el Banco del ALBA
Además de la educación, la cultura y la salud, el Banco del ALBA
financia grannacionales en telecomunicaciones, alimentos, medio
ambiente, turismo y energía.
Hay proyectos muy importantes como la democratización de las
tecnologías de la información y la comunicación, la reforestación de
zonas depredadas y el desarrollo de fuentes renovables de energía,
comentó Zambrano a Prensa Latina.
Sobresale ALBAtel, empresa encaminada a generalizar el acceso a
Internet como herramienta para el intercambio y el desarrollo
humano.
Contrario a la matriz de opinión que algunos tratan de diseminar
por el mundo, el ALBA quiere convertirla en un instrumento en
función del progreso y el desenmascaramiento de campañas mediáticas,
aseguró.
En el caso de los alimentos -agregó- la institución administra 50
millones de dólares.
A partir de ese fondo, el ALBA espera potenciar la producción de
insumos agrícolas (semillas, fertilizantes, bioplaguicidas,
equipamiento y sistemas de riego).
Para Zambrano, el éxito de ese programa trasciende la alianza.
ALBA Alimentos representa la posibilidad de contrarrestar el
esquema generador de hambre y desnutrición impuesto por
transnacionales que hacen de todo un negocio, subrayó.
El secretario ejecutivo del bloque recordó el actual contexto
internacional, marcado por la alerta de una nueva crisis
alimentaria, por los altos costos y el uso de millones de toneladas
de granos en la fabricación de biocombustibles.
También la solidaridad con el devastado Haití está presente en el
Banco del ALBA, a través de un fondo de reconstrucción por 50
millones de dólares.
Estamos ante una institución financiera de nuevo tipo, que
persigue la integración regional y pone en primer plano el bienestar
humano y la reducción de las desigualdades, sentenció Zambrano.