El derecho a expresión en Francia es centro de la polémica
generada por la campaña publicitaria que lanzó la asociación France
Nature Environnement (FNE), la cual atizó la guerra entre
ecologistas y agricultores, reporta Prensa Latina.
Mientras la FNE reprocha la censura de la cruzada divulgada en el
metro parisino contra el impacto de transgénicos, la proliferación
de algas verdes por la cría industrial de puercos y el daño de los
pesticidas, la lista de acusadores crece.
La FNE sostiene sin embargo que ella no se opone a los
agricultores sino a un modelo del cual ellos son las primeras
víctimas.
Eva Joly, eurodiputada Europe Ecologie Les Verts, señaló que las
imágenes difundidas reflejan el escenario actual.
No son las fotos las que son violentas, es la realidad, y es esa
la que debemos cambiar, dijo Joly, reseñó el diario Le Figaro.
La campaña publicitaria, autorizada por el tribunal, según
aseguró la FNE, estaba provista de seis carteles pero tres de ellos
no fueron expuestos por la Compañía Arrendataria Autónoma de los
Transportes Parisinos (RATP), lo cual denunció la asociación.
Uno de ellos, diseñado en amarillo, negro y rojo, muestra las
palabras "Kill Bees" (matar abejas), referencia de la película de
Quentin Tarantino "Kill Bill", con el cual la FNE censura el impacto
de los pesticidas sobre estos insectos.
En un segundo cartel se muestra un niño en traje de baño y
salvavidas sentado sobre algas verdes en las costas de Bretaña
(noreste) y un tercero solo expone una orilla con una excesiva
proliferación de esas plantas acuáticas, cuya descomposición genera
un gas mortal.
Los otros tres exhiben un hombre apuntándose en la sien con una
mazorca de maíz, varios bistecs con un anuncio 100 por ciento
natural con la interrogante de la alimentación de los animales
(ambos en referencia a los transgénicos) y otro presenta una
calavera refiriéndose a los pesticidas.
Días atrás, durante la inauguración del salón de la Agricultura
que transcurre en esta capital, el presidente Nicolás Sarkozy
expresó que esta campaña estaba fuera de lugar.
Sin embargo, la ministra de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet,
defendió el derecho a expresarse de las asociaciones en defensa del
medio ambiente.