Aunque el Taller Ernesto Che Guevara, de esta ciudad, no se
dedica precisamente a la elaboración de Habanos, sí procesa y
beneficia buena parte de las capas y tripas que emplean para el
torcido las tres fábricas de la provincia, además de enviar el
subproducto a la industria del cigarro en Holguín.
Para cumplir ese cometido, la entidad cuenta con 96 personas, el
73 % mujeres, quienes han encontrado en el lugar un trabajo
decoroso, con buenos salarios según el aporte individual y
colectivo, y la posibilidad de sentirse útiles y realizadas en el
orden personal.
"La creación de este taller hace más de una década, explica Mary
Luz Ávila, jefa de la brigada de despalillado, sirvió para
satisfacer en alguna medida la alta demanda de empleo,
fundamentalmente femenino, entre desvinculadas de la actividad
laboral, madres solteras y casos sociales."
De esa heterogénea composición surgió con el tiempo un colectivo
estable, unido y experimentado, que cumple los planes
técnico-económicos con alta calidad y satisfacción para el cliente,
obtiene utilidades y aporta a la economía del país, en medio de
condiciones nada ideales para el desempeño de sus funciones.
"El huracán Ike destruyó casi todas las instalaciones, daños de
los que aún no nos hemos recuperado del todo", comenta Mary Luz,
para referirse con orgullo a la rápida respuesta de las trabajadoras
en las tareas recuperativas, algunos de los cuales tenían en ese
momento sus propias viviendas afectadas.
Desde entonces, aunque la siembra de tabaco en el municipio
decrece, los niveles de producción se han mantenido a partir de una
mejor gestión de la materia prima, de las cosechas de los
productores de la zona y del buen hacer de las maestras
despalilladoras.
Al decir de Mary Luz, se puede lograr la integralidad necesaria
en el proceso agroindustrial, a partir de la motivación, el
convencimiento y el estímulo, para que quienes poseen tierras o las
solicitan en usufructo se inclinen por el cultivo del tabaco.
Ello permite que las trabajadoras del Taller Ernesto Che Guevara,
de Guáimaro, continúen cada día imponiendo con sus manos un toque de
sensibilidad y exquisitez al tabaco.