Fuerzas especiales y de la policía antimotines de Argelia
permanecen hoy desplegadas para impedir una manifestación capitalina
convocada por grupos opositores, en medio de un clima de elevada
tensión tras los sucesos en Egipto.
El centro de Argel amaneció copado por miles de efectivos con
cascos y fusiles de asalto, junto a camiones jaula y vehículos
lanzadores de chorros de agua, luego que el Gobierno desautorizó la
marcha organizada por la Coordinadora Nacional para la Democracia y
el Cambio (CNDC).
La CNDC, que aglutina a partidos de la oposición y organizaciones
de la sociedad civil argelina, ratificó su decisión de salir a las
calles para exigir reformas políticas y democráticas, y la
derogación del estado de emergencia vigente en esta nación maghrebí
desde 1992.
El Gobierno del presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, impuso
esa medida de excepción en momentos de guerra civil contra milicias
islamistas radicales, pero anunció recientemente que la derogará.
Los opositores alegan que la ley de emergencia carece de sentido
porque la actividad islamista ha disminuido y supuestamente ya no
constituye una amenaza, de ahí que acusan al Gobierno de utilizarla
para contrarrestar cualquier intento de crítica de sus adversarios.
El anuncio de la protesta coincidió con la renuncia ayer del
presidente egipcio Hosni Mubarak, forzada por 18 días de revueltas
populares, y menos de un mes después de la caída del ex mandatario
tunecino Zine El-Abidine Ben Ali, también por presiones de la calle.
Las fuerzas de seguridad leales a Bouteflika, según mostraron
canales televisivos locales, dispusieron el emplazamiento de unos 30
mil policías y carros en puntos estratégicos de Argel, básicamente
en las rutas por donde se prevé transcurra la manifestación.
Dependencias del Gobierno, edificios estatales y áreas
comerciales del centro capitalino exhiben una gran tensión, aunque
la prensa descartó que los uniformados utilicen municiones reales,
aún cuando tienen la misión de impedir disturbios.
El 22 de enero las fuerzas de seguridad impidieron una
movilización convocada por el partido opositor Reagrupación
Constitucional Democrática (RCD) en el centro de Argel.
Argelia y Túnez fueron los primeros escenarios del mundo árabe
donde se registraron a finales de diciembre pasado protestas
callejeras contra el desempleo, los altos precios de los alimentos y
la corrupción, así como en demanda de reformas democráticas.
En estos países, al igual que en Egipto y Mauritania, varios
ciudadanos se suicidaron o intentaron hacerlo prendiéndose fuego en
señal de repulsa a las que consideran políticas oficiales
ineficaces, reportó Prensa Latina.