El buró político del Partido Nacional Democrático (PND) dimitió
este sábado en aparente proceso de renovación para aplacar las
protestas contra el Gobierno de Hosni Mubarak, de quien también se
afirmó que renunció a presidir la agrupación gobernante.
La estrategia de aparente depuración del PND, aún cuando Mubarak
se mantenga o no como su líder, es vista como un arma potencialmente
efectiva para trasmitir a los opositores el mensaje de que ya está
en marcha el proceso de transición hacia una mayor apertura
democrática, reporta Prensa Latina.
Según el canal estatal Nile TV, dentro de la dimisión en pleno
del liderazgo del partido mayoritario, sobresalió también el
reemplazo de Gamal Mubarak, hijo del mandatario y visto como su
posible sucesor, por Hossam Badrawi, un político considerado parte
del ala liberal.
Gamal Mubarak era jefe del comité de políticas del PND y Badrawi
era el titular de su comité de educación, pero asumió el cargo que
tenía el hijo del mandatario y, además, el de secretario general,
del cual se apartó Safwat El-Sharif.
Las dimisiones de hoy son las concesiones más recientes de las
autoridades forzadas por la presión popular, de ahí que analistas
estimen que, aún sin la caída de Mubarak, el movimiento opositor ya
ha ganado bastante al provocar el desmantelamiento de un Gobierno.
Desde la primera manifestación, el 25 de enero, Mubarak cambió el
Gabinete, nombró a un vicepresidente y a un nuevo primer ministro,
confirmó que no se postularía a un nuevo mandato presidencial en
septiembre y descartó que su hijo Gamal pretendiera hacerlo.
Asimismo, subrayó su disposición a emprender reformas
democráticas y enmiendas constitucionales, modificando los artículos
que permiten la reelección indefinida y admitió la posibilidad de
que se revoque el mandato del cuestionado Parlamento.
Por otra parte, el jefe de Estado dejó abierta la puerta para que
la justicia emprendiera procesos contra ex ministros señalados como
corruptos y desestimó emplear la fuerza luego de la violenta
represión inicial- contra los manifestantes en la céntrica Plaza
Tahrir de El Cairo.
Los cambios en la cúpula política gobernante se producen en el
duodécimo día de protestas en varias localidades del país,
básicamente en el centro de esta capital, donde permanecen
instalados cientos de opositores para defender ese lugar símbolo de
la rebelión.
Aunque sin la dimensión de la jornada del viernes, denominada día
de la salida por la pretensión de que Mubarak anunciara su renuncia
a la presidencia, las protestas continuaron este sábado con menos
resonancia, pero sin dejar de acaparar la atención nacional.
El jefe del Comando Central del Ejército, general Hassan El-Rawini,
visitó la plaza Tahrir y pidió a los manifestantes que depusieran su
protesta y retomaran el diálogo con el Gobierno, mientras el primer
ministro, Ahmed Shafiq, insistió en pláticas con todas las fuerzas.
Shafiq se mostró convencido del fraccionamiento de la oposición,
al confirmar que al menos tres partidos minoritarios accedieron a
conversar con el vicepresidente, Omar Suleiman, sobre vías para
iniciar la reforma constitucional prometida e introducir cambios
democráticos.
Este sábado, la inmensa mayoría de tiendas y negocios abrieron,
los puestos callejeros volvieron a vender y el tráfico fuera de lo
que es el entorno a la Plaza Tahrir- mostró su habitual rostro
anárquico y bullicioso, pero funcionó sin grandes contratiempos.
Para este domingo está previsto que reabran los bancos y la bolsa
de valores, luego de nueve días paralizados, así como las
universidades, que estaban en exámenes cuando estallaron las
manifestaciones antigubernamentales el 25 de enero pasado.