La salsa de soya cubana discute su espacio

Juan Varela Pérez
juan.pvp@granma.cip.cu

La parálisis que se adueñó durante tres años de la fábrica cubana de Salsa de Soya, de San Nicolás de Bari, inaugurada el 28 de septiembre del 1978, deja de ser una penosa realidad.

Fotos: Jorge Luis GonzálezLa salsa de soya cubana incrementa gradualmente su producción para, ganar eficiencia y calidad, los mercados perdidos.

La creatividad de sus obreros y el interés estatal reviven hoy este centro capaz, en corto plazo, de sustituir importaciones, ampliar el surtido, cumplir en valores y generar, con inversiones mínimas, fondos exportables.

El propósito de sus 86 trabajadores es retomar el esplendor de los años 80 cuando la planta, única de su tipo en el país, de tecnología japonesa, extendía su mercado.

Los fundadores se muestran animados al ver cómo la fábrica recobra sus bríos.

En el periodo 2005-2008 la crisis llegó al clímax al hacerse más agudas las limitaciones para adquirir materias primas (soya, trigo...). A ello se sumó la reducción, casi a cero, de recursos destinados a la preservación y sustitución de componentes y equipos industriales que ya daban señales de agotamiento. Esto motivó que gran parte del personal quedara interrupto salvo el pequeño grupo seleccionado para atender y cuidar los inmuebles y otros medios.

Gracias al celo y a la consagración de esos hombres y mujeres, que aun en los peores momentos no perdieron la fe, la recuperación área por área ha sido menos costosa.

Empeñada en ocupar el espacio perdido, la fábrica perteneciente a la empresa de conservas Doña Delicias, del Ministerio de la Industria Alimentaria, comenzó en el 2008 los primeros signos de transformación luego de un intenso bregar encabezado por sus innovadores y creadores, muchos de ellos habían laborado en la construcción y el montaje de las instalaciones.

Coinciden varios fundadores en señalar que la mejor respuesta que pueden dar a las necesidades actuales del país —señalan— es sustituir las importaciones de alimentos que sean capaces de producir con eficiencia y calidad y ganar de nuevo el espacio en las tiendas recaudadoras de divisas y en las exportaciones.

Antes de acometer cualquier inversión, por pequeña que parezca, se analiza con el personal que da sus criterios. Por su importancia le concedieron el máximo de prioridad al área de prensa, que estaba inutilizada desde hace años, y la cual es vital para la industria. Esta operación se complementa con el rescate, mediante un lavado y tratamiento especial de los paños que las prensas demandan y que ningún proveedor oferta.

El 2010 marcó el despegue

El año 2010 marcó un despegue en varios indicadores, como la aceptación entre los consumidores.

Conocedores de las reservas existentes y sus posibilidades, acordaron aprovechar más su equipamiento y diversificar la producción.

Todos coinciden en que el 2010 marcó el despegue, con la gestión económica integral del año y el favorable balance en los principales indicadores como el costo por peso, la producción mercantil, la relación entre la productividad, el ingreso promedio de los trabajadores y algo esencial: la satisfacción de quienes consumen esta salsa de soya.

Haber cerrado el año con 661,4 toneladas y rebasar ampliamente el saldo del 2009, tuvo el apoyo de varios elementos que influyeron: la incorporación de frutas y tomate en conserva que incrementaron las ventas y los ingresos, la estabilidad en el proceso, y el haber trabajado en el año con un plan inferior a la capacidad real de la fábrica atendiendo al nivel de aseguramiento que se autorizó.

Cuando termine su ciclo de recuperación, la planta podrá llegar a cinco toneladas diarias y hasta un poco más en dependencia, ante todo, de la materia prima.

Jesús García Sánchez, que hace 12 años está al frente de la fábrica, señala que la vinculación del hombre con los resultados finales, el uso racional de los medios, la eficiente operación y el agregarse una línea de conservas no prevista, sin apenas tiempo perdido, influyeron en los resultados.

El efecto agresivo de los insumos empleados obliga a que la casi totalidad de las instalaciones reciban una constante revisión de su funcionamiento. En este capítulo los propios trabajadores elogian la meritoria labor del equipo de mantenimiento calificado en el sector como uno de los mejores y más experimentados. Por la tenacidad y actitud de sus integrantes podemos afirmar —subraya el director— que nuestra fábrica alcanzará en esta fase cuanto se proponga.

La provincia de Mayabeque y en especial el municipio de San Nicolás de Bari, tienen a la fábrica de Salsa de Soya como un eslabón importante en lo que a industria se refiere. No es casual por eso que sigan, paso a paso, la recuperación de una industria a la cual no pocos le pronosticaron el cierre.

 

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