Un
célebre y muy querido compositor de música de concierto asistió a un
ensayo de una obra suya en la que el director, para reforzar el
acento nacional, añadió güiros y tambores. Al terminar la ejecución
le dijo al conductor: "Maestro, todo está muy bien, pero retire esos
instrumentos; evitemos los tipicismos folclóricos".
Comparto la anécdota, tal como me la contó un testigo presencial,
el maestro José Loyola, con Giraldo Piloto, reconocido compositor,
baterista y líder de la banda Klímax. Ríe de buena gana pero de
inmediato comenta:
"Ciertamente un par de timbales no aseguran la cubanía, pero aún
en aquellas obras que prescinden de los instrumentos de percusión,
danzas y contradanzas para piano, piezas corales, partituras para
orquestas de cuerdas, siempre que de un modo u otro reflejen nuestra
identidad a lo largo del tiempo, el elemento percusivo, si se quiere
hasta internamente, define una cualidad. La percusión sostiene el
edificio de la música cubana y hablo, por supuesto, de la que nos
viene de África. No es algo de mi cosecha; ahí están los estudios de
Fernando Ortiz, de Argeliers León. Por eso cuando convocamos a la
Fiesta del tambor lo hacemos tanto en sentido literal, para reunir y
homenajear a los percusionistas, como en un sentido simbólico, para
subrayar el aporte de ese elemento al desarrollo de nuestras
músicas".
Entre el 8 y el 13 de marzo próximo tendrá lugar en La Habana la
X Fiesta del Tambor, iniciativa de Giraldo Piloto que con el apoyo
del Instituto Cubano de la Música, la empresa Ignacio Piñeiro y,
principalmente, de los artistas cubanos ha logrado mantenerse contra
viento y marea. Alrededor de esta nueva convocatoria gira la
conversación de Granma con Piloto.
¿Cómo definirías las líneas conceptuales de la décima versión de
la Fiesta del Tambor?
"Por una parte como una reafirmación de las calidades de la
percusión cubana tanto en el plano tradicional como de sus nuevos
desarrollos; y por otra como una sucesión de espectáculos que
aspiran a la más amplia participación popular. Los días 8 y 9
estaremos en el teatro Mella, el 10 y el 11 en el Astral; y las dos
jornadas finales en el Salón Rosado Beny Moré, en La Tropical.
Transitaremos de la conjunción de la música y la danza hasta el
baile público. Habrá una sesión competitiva y, en el Hotel
Occidental Miramar, se habilitará un espacio para el jazz".
¿Cómo se aviene la organización de la Fiesta al nuevo escenario
económico que se avizora en el país?
"La Fiesta del Tambor no tiene por qué ser una carga. Puede y
debe autogestionarse. Y ese mecanismo tendrá que perfeccionarse en
la medida en que se afiancen los patrocinios, tal como sucede con la
mayoría de los festivales internacionales, y seamos capaces de
atraer a la muchísima gente del mundo interesada en las raíces de
nuestras músicas. Pero que quede claro que no es un evento para
turistas; es, en primer lugar, una fiesta de los músicos cubanos
para el público cubano, abierto desde luego, al mundo".
¿Algún hecho particular marcará esta nueva edición?
"No solo se cumplen diez años de la Fiesta. También hace una
década el disco La rumba soy yo, producido por Cary Diez y
Joaquín Betancourt para el sello Bis Music, obtuvo un Grammy Latino,
lo cual repercutió en que a nivel internacional se viera a la rumba
como un fenómeno vivo, en continuo desarrollo. Coincide esta Fiesta
con la declaración por la ONU del 2011 como Año de los
Afrodescendientes. El patrimonio musical de origen africano en Cuba
no es cosa del pasado".
¿Se habla de un anticipo de la Fiesta. ¿Podrías precisar
detalles?
"En la ruta de la autogestión, y con el pleno apoyo de ARTEX, el
sábado 12 de febrero a las 9:00 p.m. ofreceremos un gran bailable en
el Salón Rosado con la participación de Manolito Simonet y su
Trabuco, el Charangón de Elito Revé, Havana D’ Primera, Maykel
Blanco y su Salsa Mayor y Klímax".
¿Queda algo en el tintero?
"No puedo dejar de mencionar el respaldo de dos excelentes
percusionistas latinos, residentes en Norteamérica, que volverán a
estar con nosotros: Aldo Mazza y Memo Acevedo. Como tampoco debe
obviarse el origen de este proyecto: la memoria de Guillermo
Barreto. Aparte del lazo familiar, todos saben que Guillermo fue un
extraordinario baterista y un defensor visceral de la contribución
de la percusión a nuestra identidad".