En el papel, el elenco sudamericano es inferior y la generalidad
de los especialistas coloca a los antillanos con el boleto en el
bolsillo, amén de su mejoría en cuestiones tácticas y sobre todo por
la superioridad física.
La mayor incógnita del seleccionado es la defensa, que pese a
corregir deficiencias en la colocación, el despeje y el
desplazamiento, todavía presenta lagunas producto del escaso bagaje
competitivo. Más allá, los del patio presentan un gran arsenal en la
línea media, muy sólida y creativa, con hombres de la talla de Yuri
Pérez, Edelbeny Zayas y Roberto Lemus.
Precisamente este último lleva las manijas del medio campo, con
excelente criterio para distribuir la bola y prolongar las acciones
por las bandas, virtudes que lo convierten, según los entrenadores,
en el principal jugador del conjunto.
En la delantera los cubanos también presumen de artillería
pesada, con un trío de arietes de probada calidad en citas foráneas
como Joel Veitía, Heriberto Sarduy y Yoandry Blanco, quienes reúnen
habilidad, desmarque, velocidad, potencia y precisión en los
disparos.
Además, el plantel reboza de optimismo y se propone alcanzar
metas más allá del certamen clasificatorio, tal y como afirma Sarduy:
"Estamos concentrados en el evento, pero la meta está en lograr una
medalla en los Panamericanos. Tenemos clavada la espina de Río de
Janeiro, cuando perdimos con Trinidad y Tobago, por lo que queremos
recuperar nuestra verdadera posición en el continente".