La Modernidad al desnudo

Adriana Rodríguez Pérsico, presenta en la 52 edición del Concurso Literario Casa de las Américas el libro que le hiciera merecer en el 2010 el Premio Honorífico de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada

Pedro de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu

La argentina Adriana Rodríguez Pérsico parte de un doble presupuesto ante la escritura ensayística: el máximo rigor investigativo y la mayor fluidez expositiva posible. "El ensayo no tiene por qué ser un género aburrido, al contrario, debe ser, en el mejor sentido de la palabra, entretenido".

No es esta una postura teórica. Quien se enfrente a las más de 500 páginas de Relatos de época / Una cartografía de América Latina (1880 – 1920), sentirá en cada línea la vibración de una prosa ágil y desenvuelta que sostiene un impresionante edificio de conceptos que se entrecruzan para dar una idea del tránsito del continente de uno a otro siglo.

Inicialmente publicado en Buenos Aires por Beatriz Viterbo Editora, mereció el año pasado el Premio Honorífico de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada que otorga la Casa de las Américas, cuyo Fondo Editorial acaba de reimprimirlo para ser presentado en el transcurso de las 52 edición de su prestigioso certamen en La Habana.

Rodríguez Pérsico, que se halla en la capital cubana como miembro del jurado en el género de Ensayo artístico-literario —tarea que comparte con el peruano Carlos García Bedoya y el cubano Norge Espinosa— confesó con cuánta alegría y expectativa recibió la noticia del galardón y la puesta en circulación de su texto ahora en Cuba.

En el orden de los afectos están el nombre de Ezequiel Martínez Estrada, uno de los más lúcidos pensadores argentinos de proyección latinoamericana durante el pasado siglo, y la Casa de las Américas, institución con la que la escritora y académica argentina ha tejido sólidos lazos de colaboración.

Y luego, en el propio ensayo, aunque por razones obvias, los "relatos" entrevistos correspondan en su mayoría a autores argentinos —desde el infaltable Leopoldo Lugones hasta el rarísimo Eduardo L. Holmberg—, hay un espacio gravitatorio en torno a nuestro José Martí, emisor de varios de los discursos más significativos del segmento final del siglo XIX. El Martí de Nuestra América y de sus valoraciones sobre Oscar Wilde y Walt Whitman emerge en el libro.

Para la Pérsico "los relatos de época se organizan en torno a determinados núcleos que representan conflictos grupales o debates generales y encarnan en historias individuales. Esos núcleos son el arte, la ciencia, la nación o el continente, el misterio y la religión, el amor o el erotismo, la vida urbana". Tratándose del período asumido, los relatos apuntan hacia la irrupción de la modernidad en la región, con sus correlatos con el progreso y la utopía.

De modo explícito, la ensayista concluye: "Los relatos que armamos dan un orden al mundo de la experiencia, examinan las formas de crisis, la revelan y, a veces, se hunden en ella; otras, vislumbran salidas. Al realizar simultánea o separadamente la crítica o la alabanza de la modernidad cumplen distintas funciones simbólicas: narran historias que describen procesos de liberación y unión, tentativas de homogenización, hacen visibles prácticas de consenso, ensayan protestas, construyen tradiciones, trazan articulaciones muchas veces ambiguas con las nuevas tecnologías y las ciencias, esbozan nuevas formas de la subjetividad y pergeñan relaciones inusuales entre los géneros".

 

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