Cubitas reverdece
Miguel Febles Hernández
La Naturaleza fue generosa con el Valle de Cubitas. Lo dotó de
abundantes reservas de agua subterránea y de fértiles tierras rojas,
lo que permitió convertirlo en su momento en uno de los principales
polos productivos de Camagüey dedicado, en lo fundamental, al
cultivo de viandas, caña de azúcar y cítricos.
Tras
una buena cosecha de col, los trabajadores se aprestan ahora a la
recogida de calabaza y frijol.
Enclavada allí está la Empresa de Cultivos Varios Sierra de
Cubitas, surgida con el encargo social de abastecer al municipio del
mismo nombre, donde existía una extensa red de escuelas en el campo,
y asegurar envíos sistemáticos a Nuevitas, a la cabecera provincial
y a la capital del país.
La entidad llegó a explotar más de 8 000 hectáreas de tierra y,
gracias a la infraestructura creada, que abarcó ocho unidades
productivas, almacenes, talleres y campamentos para movilizados,
logró cosechar en un año 27 400 toneladas de alimentos, con un peso
sustancial en las viandas.
Si bien la de 1992 constituyó la mejor campaña de la Empresa de
Cultivos Varios Sierra de Cubitas por los elevados índices
productivos, ya para la segunda mitad de esa propia década el
panorama comenzó a cambiar de manera significativa ante un escenario
económico adverso.
Pero no todo puede achacársele a las agobiantes necesidades
materiales y de aseguramiento: la entidad no estuvo exenta de
problemas organizativos, falta de previsión y desmotivación en los
hombres, con su secuela de indisciplinas laborales y tecnológicas.
Como consecuencia, se inició un proceso de abrupta reducción de
las áreas de cultivo, ocupadas pronto por el marabú y otras plantas
invasoras, lo que condujo a un serio decrecimiento de los
rendimientos agrícolas y, por tanto, de los volúmenes de alimentos a
cosechar.
La contracción económica y productiva de la empresa trajo
consigo, además, el éxodo de fuerza calificada y laboral.
PRIMEROS ATISBOS DE RECUPERACIÓN
Con
los recursos asegurados a pie de surco, se esperan altos
rendimientos en el frijol.
Bajo la administración del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), la
entidad vive momentos de gradual recuperación, aunque lejos aún de
su potencial productivo, reducido hoy a dos unidades básicas de
producción cooperativa (UBPC) y una granja estatal, las que solo
cubren el 32 % del patrimonio original.
"En los últimos años hemos recibido tres máquinas de riego de
pivote eléctrico, tres tractores, cinco multiarados y varias
cultivadoras, recursos estos que nos permiten aprovechar mejor las
áreas en explotación", explica Jorge Félix Ramírez Navas,
subdirector de la empresa "cubiteña".
El moderno equipamiento se suma a las siete máquinas Fregat
"sobrevivientes" de los tiempos de esplendor (aunque altas
consumidoras de combustible), para entre todas brindar servicio a
284 hectáreas de tierra, una ínfima parte (14%) de la superficie que
llegó a tener la entidad con sistemas de irrigación instalados.
"Lo importante ahora, enfatiza Jorge Félix, es hacer un uso
racional de los equipos de riego, sobre todo de los que emplean
diesel, y rotar las áreas adecuadamente, sin perder demasiado tiempo
entre la cosecha y la siembra de un nuevo cultivo. Eso se va
logrando poco a poco".
Así lo demuestran los buenos rendimientos en el maíz, el boniato,
la yuca y la col, el excelente estado vegetativo de los campos
destinados al frijol Delicia Rojo, el cumplimiento de los
compromisos de entrega a Acopio y los envíos puntuales a los
mercados agropecuarios del EJT.
ARDUO, PERO ESTIMULA
Si llueve, el fango hace intransitables los caminos que unen a
las unidades productivas; si no, entonces el polvo se adueña del
ambiente y se impregna en la piel, cual mascarilla rojiza.
En tales condiciones laboran hace doce años Griselda Suárez y
Eliécer Rivera, dos de los trabajadores de la UBPC Carlos Marx,
quienes notan, sin embargo, que "ahora se está produciendo más",
motivados por los buenos salarios que perciben a través de la
vinculación a los resultados finales de las cosechas.
Similar opinión comparte Roberto Rodríguez Rodríguez, al frente
de un colectivo de 16 trabajadores que en el campo vecino culmina la
recogida de col: "Todos tienen que pegarse parejo, porque de ello
dependen las ganancias que tendremos. De aquí nos vamos, sin perder
tiempo, para la calabaza y después para el frijol".
Algo parecido sucede en la UBPC 35 Aniversario, donde se observa
un favorable despertar en el orden productivo gracias, según su
presidente Osmel Prieto Ramírez, a una mejor organización de la
fuerza laboral y a un empleo mucho más racional y oportuno de las
áreas bajo riego.
El repunte de esa zona estratégica para Camagüey, resulta vital
para el abasto de alimentos de la población. |