El
hospital Maternidad Obrera, en el capitalino municipio de Marianao,
lleva por nombre el de una personalidad poco conocida, pero de las
más completas e interesantes de la historia política y científica de
Cuba, y que gozó de prestigio en las primeras décadas del siglo XX:
el Doctor Eusebio Hernández Pérez.
El ilustre obstetra y profesor de la Universidad de La Habana
supo conjugar las profesiones con la lucha por la independencia de
nuestra Patria. Había nacido en Colón, Matanzas, el 18 de enero de
1853. Cursó estudios de Medicina en España; desde esa época se
identificó con las ideas revolucionarias.
Al iniciar la guerra de independencia ocupó su puesto en las
filas del Ejército Libertador, lo cual abrió un paréntesis en su
labor científica. En el campo insurrecto ganó el grado de General de
Brigada y mantuvo vínculos con trascendentales figuras de nuestra
historia como Calixto García, Máximo Gómez y Antonio Maceo, de quien
fue ferviente colaborador.
En su obra resaltan el pensamiento progresista y el vínculo
estrecho con los estudiantes universitarios, sin desestimar la labor
que realizó en el Primer Congreso de Estudiantes en 1923 y en la
fundación de la Universidad Popular José Martí. Su espíritu
renovador y crítico marcó pautas en el sector estudiantil, pues vio
en ellos la esperanza de la sociedad.
La actividad política de Eusebio Hernández, poco divulgada, se
destacó por su cercanía a Julio Antonio Mella, Rubén Martínez
Villena y Juan Marinello. Fue por dos ocasiones candidato a la
vicepresidencia de la República de Cuba en las primeras elecciones.
Más tarde, se retiró de la vida pública para dedicarse totalmente
a la medicina y a su cátedra en la Universidad de La Habana, donde
gozaba del respeto y la admiración de todo el estudiantado.
Algunos criterios de quienes fueron sus alumnos reafirman la
condición de excepcional profesor de Obstetricia y Ginecología
durante 30 años: "Oyéndolo, el texto servía casi sólo para repaso...
No solo explicaba con claridad, sino que repetía los puntos
primordiales¼ Sus lecciones estaban
animadas de un carácter clínico, y constituía un atractivo
extraordinario¼ Conocía en la cara de sus
oyentes si era comprendido o no... Para él cada alumno era un caso
clínico¼ Hacía una enseñanza personal e
individual¼ "
Considerado un historiador, pedagogo e innovador, recibió
numerosos reconocimientos y condecoraciones, incluyendo las Órdenes
Carlos Manuel de Céspedes y de la Cruz Roja Cubana. Además, fue
miembro de honor de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y
Naturales de Cuba y fundador de la Academia de Historia. Su deceso
ocurrió el 23 de noviembre de 1933, en La Habana y fue sepultado en
la Necrópolis de Colón, donde hoy serán exhumados sus restos.
Como hombre de ciencias el Doctor, maestro de generaciones, formó
discípulos que brillaron en la enseñanza de la Medicina en Cuba.
Dejó una apreciable obra en el terreno de la Obstetricia y la
Ginecología. Nos legó una vida plagada de actividades y actitudes
que lo destacaron como un hombre de la independencia, un científico
y un docente.