La
Casa de la Trova de Santiago de Cuba, área emblemática de la música
tradicional en la Isla, fue rescatada en su espacio fundacional.
El pequeño local, ubicado en la intersección de las calles
Heredia y San Félix apenas a unos metros de la Catedral de la ciudad
y el céntrico Parque Céspedes, recobró la decoración y la atmósfera
bohemia que lo popularizaron como plaza para el encuentro íntimo
entre juglares y público, dijo la AIN.
Como a principios del siglo XX, lo adornan retratos de íconos de
la canción trovadoresca -fotos y pinturas originales restauradas-,
una bandera cubana, lámparas a la usanza de la época, carpintería y
pisos similares en materiales, tintes y confección.
En la ciudad cuna del género -que cristalizó entre lamentos de
guitarras y las guerras de independencia- la "covachita" fue testigo
de penas, amores y piropos cantados por figuras cimeras de la música
en el país, como Sindo Garay, Ñico Saquito, Compay Segundo y las
Hermanas Ferrín.
Aunque la inauguración oficial será el próximo domingo, la
institución abrió sus puertas hoy a un encuentro de varias
generaciones de amantes de la trova, que coincidieron en que la
trova es una sola, independientemente de la denominación que reciba
de quienes la defienden, según sus edades o tendencias.
Es una revelación de la identidad cubana llena de lirismo, de
poesía, de apasionamiento y patriotismo, se subrayó en la cita.
Los santiagueros añoraban aquel espacio, fundado por Virgilio
Palais en 1968.
La Casa de la Trova desnaturalizó esa área, cuando en 1989 la
institución se extendió hacia el inmueble contiguo y el piso
superior.
Artistas de la Fundación Caguayo, instituciones culturales que
donaron las obras rescatadas del olvido, constructores y el pueblo
santiaguero, contribuyeron a restaurarla para la ciudad.