La Jornada Literaria "La Isla en Peso", instituida en Guantánamo
y cuyo IV capítulo inauguró hoy, evoca anualmente la obra del
intelectual Virgilio Piñera (1912-1979), una de las voces mayores de
las letras cubanas contemporáneas.
Considerado el máximo dramaturgo del siglo XX en la Isla, Piñera,
Premio Casa de las Américas de 1968, pertenece al grupo de
escritores de la pasada centuria que encabezaron, en un ambiente de
desintegración nacional, una tradición literaria orientada a
recobrar la esencia de lo cubano.
El autor de Cuentos fríos (1956) escribió más de 100 relatos,
varias novelas, poemas y una decena de obras teatrales que renovaron
la escena cubana de su tiempo.
Sobre su vida y obra, la poetisa guantanamera Mireya Piñeiro,
invitada a la jornada, comentó a la AIN interesantes anécdotas
-contextualizadas en la década del 40- que describen la naturaleza
intransigente y controvertida del homenajeado y su crítica ferviente
a la mediocridad, el favoritismo y los cánones de la época.
Su encontronazo con la hipocresía y falsas promesas de la
pseudorrepública, también fueron destacados por la escritora de la
Villa del Guaso, quien relató, entre otros incidentes, aquel de
1942, cuando el intelectual tuvo que empeñar sus dos únicos trajes
para poder publicar su revista Poeta.
Piñera usó en sus trabajos la paradoja como punto de partida,
satirizó las aberraciones humanas; su tendencia existencial
subrayaba los lados trágicos o absurdos de la vida cotidiana, con lo
cual creó un estilo inimitable.
Original, contrastante, con un lenguaje entre conversacional y
desenfadado, escribió una poesía de singulares valores expresivos,
en la que a veces se advierte alguna reminiscencia teatral.
Una de sus inspiraciones significativas fue La Isla en Peso,
publicada en 1943, fundamental dentro de la historia de la poesía
cubana del siglo XX y todo un paradigma de la obra "piñeriana" por
la heterodoxia de su conceptualización, y la ruptura de los cánones
de la lírica tradicional.