Debutar
a los 13 años en el lugar 18 en los Juegos Escolares y esperar hasta
el último de la categoría 15-16 para agenciarse la primera medalla
pudiera quitarle el sueño a cualquiera, pero no. Eso hizo al pesista
Yoelmis Hernández aferrarse con todas sus fuerzas a la filosofía de
"el que persevera triunfa".
Además, siendo el menor de tres hermanos (uno practicó lucha y
otro kárate) decidió tomarse el deporte en serio y hoy, a los 24
años, el pinero ostenta una presea de plata mundial en la modalidad
de envión, su ejercicio más fuerte dentro de la halterofilia.
¿Cómo calificas tus inicios?
"Buenos, aunque tuve que esperar un poco para obtener resultados
de nivel. Fue la antesala de lo cosechado en el equipo nacional.
Cuando subí en el 2002, con 16 años, era el cuarto hombre. Asistí a
la lid universal juvenil en República Dominicana y de nuevo me
enviaron para el puesto 18 en los 77 kg a pesar de haber roto cinco
récords nacionales, incluido un envión de 185 kg".
Su desquite llegaría en el festival olímpico de Ecuador’07, con
plata en arranque (145) y oro en envión (188) y total (333). Luego
estuvo alejado para cumplir con el Servicio Militar Activo y cuando
retornó confiesa que fue como empezar de cero, pues ascendió a los
85 kg como quinto exponente.
¿En las pesas, cómo se define Yoelmis?
"Fuerte de piernas, de ahí que mis mayores potencialidades estén
en el envión. El entrenamiento es fundamental, lo que hago bien allí
sale en las competencias. Le dedico casi seis horas los lunes,
miércoles y viernes, y tres los martes, jueves y sábados. Necesarias
para vencer a mis dos enemigos: el peso corporal, y la flexibilidad.
Como el arranque es un ejercicio muy técnico se me dificulta bajar y
casi lo hago parado. Aun así lo estoy perfeccionando".
¿Cómo alcanzaste la titularidad en los 85 kilogramos?
"Fue duro, la verdad. En el 2009 perdí con Lesodanis Guerra en la
eliminatoria para asistir al panamericano de la disciplina. Solo
pesaba 79 kg y eso me afectó. Fíjate que en julio estaba en 82,40 y
en un control que realizamos me desquité con 356 kg (156-200). Fue
la primera vez que levanté 200 kilogramos en envión, de ahí para acá
no he descendido de esa barrera y de paso me gané el puesto para el
Mundial de Goyang, Sudcorea".
¿Tu relación con los entrenadores?
"Bien llevado con todos. Primero, con Jorge Luis Barcelán desde
el 2002 hasta el 2007, y desde entonces para acá con Vicente Gálvez.
Por cierto, Goyang fue mi primera incursión del lado de allá del
Atlántico, había debutado muy mal en Dominicana’06 y quería borrar
esa imagen".
El propio Gálvez, quien lleva 14 años detrás de la plataforma en
equipos nacionales, no dudó en calificar a Yoelmis como un atleta
excelente. "Combina su entrega en los entrenamientos con la
competitividad, de ahí que casi nunca falle movimientos en eventos
oficiales. Actualmente está cerca de la proporción óptima entre peso
corporal y totales en sus alzadas".
¿Entonces, una vez en Sudcorea qué sucedió?
"No estaba muy presionado, mejoré mis marcas en 11 kilogramos.
Llegué en buena forma y realicé los seis movimientos sin fallar para
comandar el grupo B sin dificultades. Totalicé 367 (162-205). Por mi
envión pensé que podía coger medalla, pero finalicé quinto. Recuerdo
que le dije al comisionado Rafael Pacho: el año que viene hay que
hacer 170 y 210 para subir al podio. Desde que salí de Sudcorea esa
fue mi idea".
¿Y en el Mundial de Antalya¼ ?
"Eso fue harina de otro costal, llegamos con tres días para
adaptarnos. El calor nos favoreció, hacía entre 35 y 40 grados en
Antalya. Abrieron Carlos Hernández y Yasmani Romero de los 56 kg con
aceptables séptimo y décimo lugares. Luego Bredni Roque quedó fuera
de las preseas por un kilogramo. A eso súmale, sin ser
supersticioso, el hecho de que en el 2010 tenía propuesto levantar
210 kg. No podía defraudar. Ese día me pesé dos veces antes del
pesaje oficial y estaba en 83.80, más tarde fui al baño y a la hora
de la verdad andaba por 83.05.
"Entré al cuarto de entrenamiento y me sentí por encima, de nuevo
comandé sin fallar un movimiento el grupo B. Incluso, considero que
pude pegarme un tín más a los 170 en el arranque. (Su secuencia no
dio margen a dudas: 152-158 y 164 en el arranque y soberbios
200-206-210 en envión. Solo el bielorruso, quien ya había fallado
con 211, lo consiguió en el último intento). Perdí el oro en envión
y el bronce en el biatlón en ese movimiento del europeo; de
cualquier manera ha sido el momento más grande de mi vida, a la par
del nacimiento de mi hijo Kevin Yoelmis.
"Tiene dos años, es fanático de las pesas, eso creo que lo heredó
del padre, con él y mi esposa llevo una hermosa vida fuera del
gimnasio. Eso, además del apoyo y cariño de mis hermanos y mis
padres. Me adoran y se vuelven locos cuando los visito allá en la
Isla de la Juventud".