Este rasgo esencial en la carrera del maestro —raigal sentido de
la identidad, reconocida bonhomía y máximo rigor en el lenguaje
sonoro— resalta en el filme Soy como un niño distraído,
documental dirigido por Regino Oliver, en el que se repasa la obra y
se dan noticias de la estatura estética de Valera.
Auspiciado por la Casa Productora de Documentales Octavio
Cortázar, de la UNEAC, la película tuvo a Leandro Rodríguez
(productor), Miguel Torres (productor ejecutivo), y Huberto Valera
(director de fotografía) en el equipo de realización que secundó a
Oliver en su empresa.
Se trabajó intensamente para ser fiel al compositor, destacó
Regino Oliver, quien subrayó que en el logro de la obra ayudó
conocer a Valera desde la infancia, cuando estudiaba el piano con su
mamá.
El filme pasa una breve mirada por la rica vida de un músico de
hoy, poseedor de la Orden Félix Varela y Premio Nacional de Música
2006, entre otros importantes reconocimientos; a sus estudios en la
Escuela Superior de Música de Varsovia, a sus más significativos
estrenos, a su incursión en la creación electroacústica. Y también
recoge la chispeante confesión de por qué decidió formarse como
director.
La risa también estalló en la sala Villena cuando Valera contó la
hilarante anécdota de cuando vivía en Guanabacoa y, con sus hijos,
ensayaba en una barbacoa y no dejaba dormir a un vecino que lo
amenazó con un "plan de machete" si no se callaban. Vivencia que él
convirtió en la obra titulada Extra plan.