Paraguayos y cubanos conmemoraron el 52 aniversario del triunfo
de la Revolución y el 245 del natalicio de Gaspar Rodríguez de
Francia, en la ciudad de Itá, departamento Central, 37 kilómetros de
Asunción.
La escuela de música Maestro Herminio Giménez sirvió de sede este
jueves al espectáculo político cultural al que acudieron
representantes del cuerpo diplomático de la isla caribeña y más de
un centenar de amigos solidarios con Cuba, reporta Prensa Latina.
Entre los asistentes estuvieron miembros del Partido Comunista,
la Asociación Cultural la Comuna, la Coordinadora Paraguaya de
Solidaridad y la Asociación de Agricultores, Floricultores y
Taxistas de Itá.
El embajador cubano en Asunción, Rolando Gómez, destacó la
indiscutible significación de los acontecimientos históricos para
ambos pueblos.
En el caso del prócer independentista Rodríguez de Francia,
significó que su onomástico tiene lugar al cumplirse el Bicentenario
de la Independencia Nacional y en su legado tienen los paraguayos la
determinada convicción soberana e independentista.
Al referirse a la Revolución cubana, el diplomático destacó que
con el 1 de enero de 1959 se materializaron los sueños de justicia
de innumerables generaciones de cubanos, que lucharon y murieron a
lo largo de 100 años de gesta.
La revolución introdujo numerosas transformaciones estructurales
que constituían un reclamo popular y una necesidad imperiosa para
construir una sociedad más justa, desarrollada y equitativa, adujo.
En su discurso, interrumpido en varias ocasiones por aplausos,
mencionó las numerosas agresiones organizadas y financiadas por
Estados Unidos en los últimos 50 años para tratar de impedir el
avance del proceso revolucionario.
Ejemplificó con los tres mil 478 muertos y los casi tres mil
incapacitados por actos terroristas y la terrible guerra económica
que por más de cinco décadas ha intentado asfixiar de hambre y
enfermedades al pueblo cubano.
Recordó que autores intelectuales de muchos de esos actos
criminales, como Orlando Bosch y Posada Carriles, viven hoy
libremente en la ciudad de Miami, mientras
cinco cubanos
permanecen presos injustamente en cárceles norteamericanas por más
de 12 años.
Gerardo,
Antonio,
Fernando,
René y
Ramón fueron detenidos y juzgados arbitrariamente por un
tribunal de Miami, sur de la Florida, por penetrar organizaciones
contrarrevolucionarias asentadas allí y alertar a su Gobierno de
acciones criminales.