Quizás por ello Elbis Carrazana, consciente de que ningún
director puede dormir tranquilo mientras no tenga un mecanismo
contable eficaz, se empeñe en que su empresa no forme parte de las
unidades que quitan el sueño.
Inmersa en el perfeccionamiento empresarial y acreedora de un
reconocimiento otorgado por la Contraloría General, la entidad
Argelio Reyes o Prodal, como se conoce comercialmente, sustenta en
un ambiente de control los resultados de la industria, comprometida
con la fabricación de 42 productos, entre embutidos, hamburguesas,
albóndigas...
Carrazana reconoce que sin caer en inspecciones excesivas, las
cuales terminen coartando la gestión de la empresa, es necesario
lograr un sentimiento de responsabilidad y disciplina entre las
estructuras de dirección y los trabajadores, de modo que se cierren
las puertas al despilfarro y desvío de recursos. Y de suceder tales
violaciones, contar con mecanismos capaces de detectarlas.
Un sistema integral de supervisión, respaldado por un balance
diario, una información primaria eficiente, una contabilidad que
logre reflejar en tiempo real los problemas de la empresa y, sobre
todo, un apego irrestricto al plan, constituyen —al decir de
Carrazana—la base para un control más financiero, como demanda la
actualización de nuestro modelo económico.
Probablemente ese esquema le ha permitido cumplir con la entrega
diaria de 13 toneladas de croquetas criollas, las cuales, aunque
insuficientes, favorecen la alimentación de los consumidores que
acuden a las 29 pescaderías de Ciudad de La Habana. Comenta el
directivo que hace dos años se producían 7 toneladas y se prevé
llegar a 15.
Además de la planta de procesos varios, donde se elabora este
surtido, Prodal cuenta con una Unidad Empresarial de Base (UEB) de
conformados y otra de embutidos, cuyas producciones están dirigidas
al Turismo, las tiendas recaudadoras de divisas y otros organismos.
Precisamente la UEB de Conformados certificó en el 2010 su
Sistema de Gestión de la Calidad, según NC ISO 9001-2008, y pretende
ampliar sus capacidades, con el propósito de cubrir la demanda del
sector turístico y el mercado en divisas, la cual asciende este año
a 3 917 toneladas.
"Disponemos de tres líneas de elaboración, con turnos de ocho y
16 horas; el suministro de materias primas se ha mantenido estable,
pero la mayor limitante está en el volumen productivo que asimila la
maquinaria", explica Carrazana.
Como colofón de las buenas nuevas, abunda en un proyecto dirigido
a la sustitución de la salchicha de pollo importada que consume el
Turismo y comercializan las TRD.
"Para no incurrir en errores que han invalidado muchos de los
procesos inversionistas, hemos desarrollado un profundo estudio
económico-financiero, técnico y de mercado", añade, mientras ilustra
con números los ahorros que le reportaría al país:
"El 40% de la salchicha es agua, en concordancia con la cantidad
que adquirimos en el exterior, anualmente estaríamos comprando más
de cinco millones de litros, a un costo superior a los siete
millones de dólares."
De ahí la importancia de hacer valedero un programa, reflejo de
todas las potencialidades que, en materia de sustitución de
importaciones, aún puede explotar el Ministerio de la Industria
Alimentaria.
Entonces, Elbis Carrazana retoma su idea inicial, aquella que
habla del imprescindible control, para augurar resultados
halagüeños.