De la prensa extranjera

Kosovo y el silencio de Occidente

GORKA LARRABEITI

Conmociona leer el informe Tratamiento inhumano y tráfico ilícito de órganos humanos en Kosovo escrito por Dick Marty para la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que lo aprobó por unanimidad. Las atrocidades sucedidas en los campos de Cahan, Kukës, Durres, Bicaj, Burrel, Rripe (La Casa Amarilla) o Fushë-Krujë son tales que bien pudiera suceder que en ellas se concentre la poca atención que han prestado los medios y la opinión pública internacional al memorándum del senador Marty, cuando el alcance de su contenido rebasa lo espeluznante y apunta a acabar con la impunidad de los criminales que las cometieron y a esclarecer la verdad histórica a fin de que en el futuro haya auténtica paz y justicia.

Después de tanto cable de Wikileaks y tanta alabanza de la transparencia, indigna el silencio sobre un documento explosivo del Consejo de Europa —veremos si se aprueba la resolución— que avanza hacia la verdad descarnada de la "guerra humanitaria". La OTAN bombardeaba desde las alturas; abajo las fuerzas de seguridad serbias abandonaban el territorio; KFOR apenas tenía instalaciones; no había ninguna autoridad administrativa y delegaron en el Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), o mejor dicho, en el grupo mafioso de Drenica, el control del territorio, y eso que el BND alemán, SISMI italiano, MI6 británico, EYP griego y por supuesto el FBI estaban al corriente de la actividad mafiosa de ese grupo (lavado de dinero, contrabando de drogas y cigarrillos, tráfico de seres humanos, prostitución, monopolización de los sectores más importantes de la economía kosovar como los carburantes, la construcción) y en concreto de su líder, Hisham Thaçi, uno de los "capos criminales" más peligrosos del UÇK.

Comercio de órganos en Kosovo: otra vez el norte calla y mira hacia otro lado.

Impresiona ver plasmado el nombre del primer ministro kosovar en la lista de acusados de haber ordenado —y en ciertos casos de hasta haber presenciado— asesinatos, detenciones, palizas e interrogatorios en territorio albanés entre 1998 y el 2000, durante operaciones del UÇK. No sorprende que Thaçi ventile el informe diciendo que no se trata más que de "propaganda malintencionada cuyo objetivo es denunciar al UÇK y sus líderes".

Estremece conocer el currículum del "dr. Shaip Muja", aunque sea parecido al de otros miembros del grupo de Drenica, incluido Hashim Thaçi. Estudiante activista a principios de los 90. Miembro de un grupo de elite del UÇK con base en Albania. Creador de inversiones de millones de dólares provenientes de los "fondos de guerra" donados al UÇK. Diseñador de la estructura de Inteligencia en el Partido Democrático Kosovar en contacto con los servicios secretos albaneses, compañías privadas de seguridad estadounidenses y expertos israelíes de Inteligencia.

Inquieta leer que cuando se creó la fuerza UNMIK, se destinaron pocos recursos humanos y en condiciones inadecuadas para afrontar tamaña tarea. Ya en el 2008 la misión EULEX heredó una situación dificilísima: numerosísimos archivos sobre crímenes de guerra estaban en condiciones tan deplorables (faltaban pruebas, testimonios, abundaban lagunas investigativas) que en muchos casos tuvieron que abandonarse.

Paradójicamente, el medio con el que se cuenta para cambiar las cosas sigue siendo EULEX, y el informe alaba la tarea que están haciendo muchas instituciones que combaten el silencio y quieren acabar con la impunidad. La prioridad más acuciante es dar con los desaparecidos. El Comité Internacional de Cruz Roja abrió 6 005 expedientes de desapariciones: se han encontrado 1 400 personas con vida; se han podido descubrir 2 500 cuerpos. También hubo desapariciones después de la llegada de las tropas de KFOR: se trata de 470 casos, mayoritariamente serbios.

Kosovo no ha sido el único conflicto en el que se ha tratado de ocultar el pasado mediante un pacto de olvido y admitiendo que la justicia puede ser selectiva: la "justicia de los vencedores", como diría Danilo Zolo. No puede haber justicia sin verdad. Una herida nunca cicatriza bien si está infectada.

Hace una semana el mundo conocía que se habían celebrado elecciones en Kosovo, y se supo que el triunfador era Thaçi, aunque el verdadero ganador fue el abstencionismo (52,2%).

Cabe, pues, preguntarse si estarán cambiando los referentes políticos estadounidenses en Kosovo.

¿Dónde están hoy los adalides de la democracia? ¿Por qué no acaban con ese silencio cómplice que dura ya 11 largos años? ¿Qué se hizo de los paladines de la guerra humanitaria, de las justas causas y los "estados de necesidad"? (Fragmentos tomados de Rebelión)

 

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