Aunque
Omar Pérez publicó sus primeros versos a los 32 años, los hacía
desde que aprendió a escribir. Y esa perpetua armonía con la
creación poética ha dado a la luz una obra de justo reconocimiento
que le prodigó el Premio Nicolás Guillén 2010 por su libro
Crítica de la razón puta.
Poemarios
suyos como Algo de lo sagrado (1996), ¿Oíste hablar del
gato de pelea? (1999), Canciones y letanías (2002) y
Lingua franca (2009), así como el libro de ensayos La
perseverancia de un hombre oscuro (2000), en el que los
discurrimientos sobre poesía merodean —e invitan a pensar— en la
atmósfera que rodea el acto mismo de la creación poética, son
materia suficiente para asomarnos a los dulces abismos que han
atrapado en su madeja artística a este amante del idioma español que
a su regazo trae con gran éxito textos del inglés, el francés y el
holandés.
Crítica de la razón... devela novedosas artimañas
lingüísticas para mostrar ese desenfadado andar suyo por los arcanos
del verso, cuya obviedad asoma desde el mismo título.
¿Cómo consigues un discurso altamente poético adoptando una
manera de decir tan informal? "La poesía debe comunicar, es
mejor ir al grano, esos símbolos están ahí para ser leídos, los
símbolos están y las herramientas también, lo que hay es que poner
las cosas donde van y conectarlas".
La indisoluble hermandad entre música y poesía se ajusta muy bien
a la obra de este bardo que a veces canta —o inserta fragmentos
cantados de composiciones musicales— cuando lee sus poemas. incluso,
algunos de los textos que aparecen en este último poemario, son
canciones.
¿Qué te dice esta conjunción? "Pienso que la poesía debe
regresar a la música de donde nació y de donde nunca debió
separarse; entre otras cosas, la música tiene una fuerza nemotécnica
que facilita que se recuerde el texto, para eso me sirven la rima y
la música, me ayudan a memorizar".
Y es cierto, aunque emplea con maestría el verso libre hay una
tendencia por la rima.
¿Cómo se ajusta a una u otra forma tu voz interior? "No es
premeditado, yo no escribo, yo transcribo, a veces transcribo en el
ensayo. Lo que se debe crear es una atmósfera lo suficientemente
concentrada, para que el canal de creación poética esté bien
acertado".
Sueles usar en los poemas estribillos... "Yo trabajo la
percusión, a partir de la percusión trabajo el canto, que los
contiene. Ahí, en el libro, hay varias canciones: Word, No
soy un buda, No hay teorema, Lo que prolifera,
Matar no te hace verdugo, Los hombres viven borrachos y
Soy un borracho sencillo".
En una pieza de este poemario reconoce el rumbo de los hombres
por el mundo en diez bandos. Él mismo se alista "en el bando de los
que vuelan, de los que cavan y de los que ensartan perlas. El poeta
estudia cada uno de esos bandos para poder conocer la vida, la
poesía tiene algo de ensartar perlas".